El 8% de la población que reside en Almendralejo es inmigrante con una edad media de 30 años. Más de un tercio procede de Rumanía, siendo marroquís y latinoamericanos los siguientes. Los datos los ha recopilado la organización Médicos del Mundo de Extremadura, oenegé que ha analizado la problemática social que existe en el barrio de San José con la llegada de temporeros en plena campaña de recogida de la uva y la aceituna.

En un informe publicado por la propia oenegé se llega a la conclusión de que la mayoría de estos temporeros son rumanos de etnia gitana, cuyas vidas y normas de convivencia no son iguales a las del resto. Además, muchos reciben un salario que puede llegar a situarse en la mitad del mínimo establecido por el convenio del sector y otros viven en asentamientos precarios que no reúnen las condiciones mínimas de habitabilidad.

A la vista de este situación, que afecta también a vecinos de Almendralejo por los problemas de convivencia que se generan, Médicos del Mundo organizó un proyecto de mediación intercultural en salud que fue aprobado por la Consejería de Sanidad y Políticas Sociales de la Junta. Primero hubo reuniones con trabajadoras sociales de los centros de salud de San José y San Roque y con servicios sociales del ayuntamiento para comprobar que, principalmente, el idioma y las costumbres culturales son los dos grandes escollos que tienen que superar para tener un mejor acceso a las condiciones laborales y a los recursos sociales y sanitarios.

Patricia (técnico de Médicos del Mundo y coordinadora del programa) y Carmen (mediadora intercultural), ante las dificultades que vieron que estos temporeros tienen para acceder a los recursos, han buscado la alternativa: acercárselos casa por casa.

Así, han ido haciéndoles entrevistas para saber cómo viven, sus perspectivas de futuro y qué dificultades encuentran en Almendralejo. Según Médicos del Mundo, hay casos muy variopintos. Un ejemplo es el de la familia Raducan, que lleva más de diez años en España, pero sus miembros hablan muy poco el castellano. Viven juntas diez personas (cuatro adultos y seis niños) y suelen ir a varias localidades a trabajar, aunque siempre regresan a Almendralejo. Por esta razón, nunca les hacen un contrato de alquiler. No tienen tarjeta sanitaria y han de viajar cada año a Rumanía a comprar sus medicamentos.

También les falta tiempo para llevar a los hijos al colegio e, incluso, para acudir a los talleres de integración que Médicos del Mundo pone a su disposición. Por eso, la organización les ha llevado el taller a casa y ahora ya están tramitando el certificado de empadronamiento y la tarjeta sanitaria que antes no sabían cómo hacer.

Algo parecido le pasa a la familia Dudea, con seis en casa. Al principio, no sabían para qué servía la tarjeta sanitaria. Ahora, está agradecida de que alguien se haya acercado a ellos para explicarles sus beneficios y mejorar así sus condiciones de vida.

Esa es la misión que Médicos del Mundo tiene Almendralejo: acercarse y conectar con estos temporeros para hacerles ver que han de tener una integración social y sanitaria en la ciudad en la que viven. Hay varios talleres organizados sobre salud sexual, reproducción, prevención de enfermedades, apoyo emocional o vacunación. Los pasos se están dando, pero aún resta camino por andar.