No estoy de acuerdo con el aborto. Recuerden mis "columnas" sobre el tema. Hace días leía en "La Razón" unas manifestaciones del Dr. Rodríguez Sendín, Presidente de la Organización Médica Colegial. Tildaba de "ignorante atrevida" a la Ministra de Sanidad por haber sustituido el término "bebé" o "recién nacido" por el de "CRIATURA" en el borrador de Estrategia N. de Salud Sexual y Reproductiva. Si el Dr. Sendín busca en el Diccionario significados de la palabra "Criatura", encontrará, entre otros, éstos: "Toda cosa creada", "Niño recién nacido o de poco tiempo" y "Feto antes de nacer". Si acudimos a la Biblia, hallaremos en ella la confirmación del primero de los transcritos. San Lucas cuenta, al narrar la Visitación de la Virgen María a su pariente Isabel, que ésta le dice: "En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre..." Por esta vez -aunque parece haber rectificado últimamente- me alegro de que la Sra. Ministra del "ramo",sin duda a su pesar, haya dado en el blanco. Porque el niño que aún está en el seno de su madre es una criatura, es decir: Dios Creador ha intervenido directamente en su existencia; precisamente por eso es una "criatura". De ahí, el respeto sagrado que merece toda obra de Dios, máxime cuando se trata de un ser humano, formado a "imagen y semejanza" del mismo Dios. La Sra. Ministra, sin intentarlo, hizo un acto de fe impresionante en el Dios Creador y en su obra preferida, el ser humano, al definirlo "CRIATURA". Lástima que este "acto de fe" no se vea acompañado por el respeto que se debe a la vida de esas criaturas desde el momento de la concepción hasta su muerte natural.