TAtnte la indiferencia general, incluida la de muchos profesores, se ha celebrado el pasado lunes día 5 de el Día Mundial del Docente, que conmemora desde 1994, el aniversario de la suscripción de la Recomendación de la UNESCO/OIT relativa a la Situación del Personal Docente de 1966.

Es una ocasión de rendir homenaje a los docentes y al papel esencial que desempeñan para una educación de calidad a todos los niveles.

En nuestro mundo, que cambia con rapidez y es muy interdependiente, los docentes no sólo tienen que velar porque los alumnos adquieran competencias sólidas en temas esenciales, sino también porque lleguen a ser ciudadanos responsables, dispuestos a usar las nuevas tecnologías y capaces de tomar decisiones bien fundadas en materia de información, medio ambiente, etc., junto a una multitud de temas que van desde la educación vial hasta la más actual educación sanitaria, ante tal o cual peligro para la salud.

Frente a la necesidad mundial de docentes, (se calcula que en el mundo entero se deberán contratar a unos 10,3 millones de maestros entre 2007 y 2015, tan sólo para alcanzar el objetivo de brindar enseñanza primaria universal), la sociedad global actual se enfrenta a una crisis financiera y económica mundial que previsiblemente llevara a unos recortes de inversiones en educación e investigación en general, y que lamentablemente repercutirá en la calidad de los docentes y en la calidad de la enseñanza.

Mientras tanto, nos conformamos con que nos respeten y nos dejen trabajar con las mismas ilusiones que lo hemos hecho siempre.