Septiembre es época de cambios para muchas familias, especialmente las que tienen hijos en casa. La vuelta al colegio, al instituto o la Universidad provoca sensaciones contrapuestas según se adapten los alumnos en sus respectivos centros. Uno de los cambios más bruscos se produce de primaria a secundaria o, lo que es lo mismo, el paso del colegio al instituto. Para algunos, es el salto gigante para hacerse mayor. Para muchos padres, un cambio que puede llegar a provocar temor e inseguridad por el miedo a lo desconocido. Y para contrarrestar estos sentimientos, en Almendralejo, en los tres institutos (Arroyo Harnina, Carolina Coronado y Santiago Apóstol) funciona desde el año pasado un programa consistente en que un grupo de alumnos se encarga de hacer más llevadero este cambio de escenario. En cada centro lo llaman de una manera, aunque en este periódico nos hemos detenido en el IES Arroyo Harnina, cuyo programa es conocido como ‘Alumnos-ayudantes’.

En este centro está coordinado por Conchi Martín, la educadora social. Ella ha sido la encargada de formar y preparar a un grupo de alumnos para dar la bienvenida a los nuevos e integrar a todos por igual. En cada instituto, el programa sigue sus propios criterios. Para el Arroyo Harnina, se eligen a alumnos de 4º ESO y 1º Bachillerato, al entender que los de 2º de Bachillerato cuentan con una carga lectiva mayor.

«Son alumnos que se prestan voluntarios. Suelen tener una capacidad de empatía interesante, ganas de ayudar a los demás, no generan conflictos, son chicos que creen en la convivencia y algunos de ellos, que todavía quedan, los que quieren evitar las injusticias», explica Conchi Martín.

Este año, el curso ha comenzado con 17 alumnos-ayudantes, aunque todavía está pendiente la selección de algunos más. El año pasado eran 26. Una de sus funciones importantes la tienen el primer día de clase. Ayudan a que no sea traumático ni para los niños ni para los padres. «Es una figura que, la verdad, ha tranquilizado mucho a los padres. Antes no existía y la ven muy positiva», añade Conchi Martín.

Una vez que los nuevos han conocido el primer día a su tutor, entran en el aula dos alumnos-ayudantes que se presentan y les explican sus funciones. Después, cuando el tutor termina, el grupo sale al patio y se desarrollan unos juegos a modo de presentación. Así, desde el primer día se crea la conectividad entre estos nuevos alumnos y quienes serán sus ayudantes y referentes durante todo el curso.

Integradores

Y es que, como ocurre en todos los centros, hay alumnos que no necesitan estas figuras, pero hay otros que son casi salvadores para ellos. Conchi destaca el papel tan importante de estos alumnos a la hora de atender individualmente a quiénes lo necesitan. «Estamos hablando de menores que tengan un problema con un compañero o un profesor y les ruborice contarlo al jefe de Estudios o a la educadora social, por ejemplo». También es crucial el papel que realizan en el recreo: «Están siempre pendientes de que no se creen conflictos y, especialmente, de integrar a aquellos niños que se encuentra solos en el recreo. Por ello, se realizan talleres para que todos estén integrados. Desde el año pasado, en ningún recreo se ve ya a niños que están solos. Hay que tener en cuenta que en 1ºESO llegan niños de 11 y 12 años y tienen que convivir con otros de 18 años. Por eso es tan importante esta figura».

Mediación

Otra de las grandes funciones de estos alumnos-ayudantes es la labor de mediación que hacen con otros alumnos. En el centro tienen registrado que el 100% de los casos de mediación que han llevado a cabo estos ayudantes se han resuelto de manera satisfactoria entre iguales. «Hay muchos alumnos que se sienten intimidados por otros y, simplemente con una labor de mediación, separando a las partes y escuchando sus versiones, se puede solucionar sin tener que pasar ni por educadora social ni por jefe de estudios», apunta Martín.

Normalmente, también suelen realizar labores de prevención y de vigilancia que son vitales para la vida del centro. A las dos, nada más sonar la bocina de salida, un grupo de ellos se quedan en la puerta para evitar que haya alguna quedada para peleas o para cualquier otra incidencia. Además, en los recreos, también están permanentemente vigilando a los alumnos más conflictivos para evitar que provoquen algún altercado.

Este grupo de voluntarios asume un fuerte compromiso con el centro. Están identificados con unas camisetas y un logo personalizado, además de una pequeña chapa para que el resto de compañeros puedan encontrarlos sin problema.

Además, cada clase tiene el referente de sus propios alumnos-ayudantes. Ellos se comprometen a tener un contacto con aquellos niños que los necesiten.

Cuando la situación sobrepasa un hilo de normalidad, los alumnos-ayudantes acuden directamente a los profesores o a la educadora social para poner encima de la mesa el problema y adoptar medidas. Ellos mismos suelen aportar, gracias a esa creatividad generada, algunas soluciones para resolver conflictos.

Desde el IES Arroyo Harnina también comentan que gracias a la labor de mediación realizada en muchos momentos se han podido evitar algunos casos de acoso escolar que, sin mediación, hubieran ido a mayores.

Los tres centros de Almendralejo han creído conveniente crear estos grupos que antes no existían. La idea fue aportada por la consejería de Educación, pero el interés de los centros en hacerla realidad ha jugado un papel determinante.