Si algún almendralejense todavía no ha pisado el Museo de las Ciencias del Vino ha de saber que se está perdiendo un importante escaparate de nuestra historia. También hay quienes lo han tenido que pisar por alguna circunstancia ajena a la enología. No resulta extraño. La evolución de este centro en sus diez años de vida ha sido casi revolucionaria. «Nosotros hemos trabajado duro para que esto no sea un museo más, sino un lugar abierto, vivo y dinámico», explica Marisa Díaz, responsable de actividades del museo y una persona que vive casi 24 horas en sus instalaciones.

Diez años cumple el único Museo de las Ciencias del Vino que hay en Extremadura. Durante esta década han sido más de 100.000 personas las que han recorrido sus salas. Desde el museo dicen que hay dos tipos de perfiles: los visitantes que vienen a conocer la historia del vino en la región y los distintos procesos de elaboración del mismo, y un segundo que son los que han ido para participar en actividades de otra índole, como exposiciones.

El Museo de las Ciencias del Vino ha sabido adaptarse y evolucionar con el tiempo. Su propiedad forma parte de un consorcio formado por la Junta de Extremadura (67,5%) y el Ayuntamiento de Almendralejo (35,5%).

En los últimos años se han ido consolidando muchas actividades en el museo. Varias de ellas están claramente enfocadas al público infantil con el deseo de que las nuevas generaciones conozcan la importancia que el vino ha tenido y tiene como motor económico y de desarrollo de Almendralejo y su comarca. Así, está el taller de vendimia para escolares, por el que han pasado más de seis mil alumnos; o el de poda, similar pero cambiando de estación. También el taller de los sentidos para niños.

Eventos

Para adultos, el programa es amplio y variado. Una de las actividades que más gusta y se encuentra plenamente consolidada es el evento Música para beber, que recibió el premio a la mejor iniciativa enoturística de España en los III Premios de Enoturismo a nivel nacional, gracias al apoyo de la Denominación de Origen Ribera del Guadiana.

Y es que al compás de la voz de un tenor y un pianista y la voz, a veces, de figuras reconocidas, el público va degustando y catando los vinos que se presentan. La abogada y escritora Cristina Almeida, o el famoso periodista Luis del Olmo, han sido dos de esos narradores de excepción.

Otra actividad destacada es la cata popular Ciudad de Almendralejo que sirve para que el público menos entendido en vinos pueda conocer cómo es una cata, cómo se deducen los aromas y acercarse a la cultura del vino de una manera divulgativa.

También el conocido programa del Mayo Enológico se realiza siempre en el Museo de las Ciencias del Vino con conferencias impartida por expertos.

Pero no solo el museo se abre la enología. En su interior se han colado actividades de todas las materias. Las jornadas taurinas, la presentación del Extremadura UD, charlas de empresarios, presentaciones de libros... Todo un sinfín de actos que el museo, como centro cultural de la ciudad, ha presenciado en primera persona. A todo ello se le suman las innumerables exposiciones que se han asentado en sus salas.

Fisonomía

El museo, situado junto al parque de la Piedad, se asienta en el edificio de la antigua Alcoholera Extremeña, de la que se conservaron los antiguos depósitos de alcohol y de vino que forman parte de la exposición del centro.

Su itinerario, a través de varias salas de las dos plantas que ocupa, incluye espacios que narran la historia del vino en la región y los distintos procesos por los que pasa desde que la uva se coge en la vid hasta que se derrama la primera gota de la botella en una copa.

Muchos no saben que los almendralejenses pueden entrar gratis a su museo. Para el resto, la entrada básica es dos euros, habiendo posibilidad de hacer degustaciones en su interior. De hecho, hay empresas que pueden alquilar parte de sus instalaciones, porque el museo no quiere quedarse atrás, sino avanzar con los tiempos.