Numerosos estudios indican que las profesiones relacionadas con las ciencias y el avance de las nuevas tecnologías apenas tendrán paro. Es más, otros hablan de la necesidad de formar a más científicos en determinadas materias para asegurar el futuro de determinados proyectos. El amor por la ciencia está en crisis, pero sin embargo, sus profesiones son de las mejores pagadas. El futuro puede estar ahí y no hay mejor manera de promocionarlo que propulsándolo desde las edades tempranas.

Hace cuatro años, la Universidad de Extremadura (UEx) diseñó un proyecto que ahora mima y cuida como una de sus joyas favoritas: la Escuela de Jóvenes Científicos de Extremadura. Empezó con algunas poblaciones que se interesaron de primeras por este novedoso modelo de acercar la ciencia a los más jóvenes y ahora estas escuelas están presentes en 22 localidades de la región. Y, para el próximo curso, muy posiblemente en cuatro más.

Durante el pasado fin de semana, Almendralejo se convirtió en el epicentro de las ciencias en la región siendo la sede de la III Feria de las Ciencias de Extremadura promovido por estas escuelas de jóvenes. Más de 300 alumnos de primaria y secundaria se reunieron para exhibir todo su talento y poner de manifiesto que en esta sociedad todavía son muchos los jóvenes inquietos que apuestan por la creación de nuevas cosas.

El teatro Carolina Coronado y el Salón del Obrero Extremeño vieron desfilar a los grupos de alumnos que se presentaron a los concursos regionales para dar a conocer sus proyectos después de todo un año de trabajo. A esta feria suelen acudir los grupos ganadores de cada localidad y compiten en diferentes modalidades, según las edades.

Concha García Román es coordinadora de la Escuela de Jóvenes Científicos en todas las sedes de Extremadura y además ejerce de profesora en las clases de Almendralejo. Explicó que han dividido por nombres los grupos y proyectos científicos de la comunidad. Por un lado se encuentra el nivel de Soñadores, formado por grupos de alumnos de tercero y cuarto de primaria. En otro lado están los Navegantes, que son los de quinto en adelante, incluyendo los grupos que se presentan de educación secundaria. «La idea a partir del próximo año será la de crear más niveles específicos en la ESO. Tenemos pensado crear la categoría de Exploradores para los alumnos de primero y segundo de ESO, y la categoría de Descubridores para estudiantes de tercero y cuarto de ESO.

La Feria de las Ciencias de Almendralejo ha contado con 21 proyectos de los Navegantes y siete proyectos de Soñadores. Todos hicieron una gran presentación de sus trabajos en el teatro Carolina Coronado y luego organizaron expositores en el salón del Obrero Extremeño, cuyas puertas se abrieron al público general que pudo comprobar de primera mano la habilidad y creatividad de estos jóvenes científicos, además de preguntar todo tipo de curiosidades sobre sus invenciones.

Ganadora local

Dentro de la categoría de Navegantes, el primer premio y de mayor reconocimiento se lo llevó una almendralejense de 13 años, Paula Fernández Arias, que tuvo la idea de elaborar un párking de coches en miniatura a través de una tabla de arduino. El aparcamiento tenía seis coches que podían introducirse en el recinto a través de placas que indicaban si había plazas libres o no.

Paula Fernández señaló que «tenía curiosidad por saber cómo funcionaba un párking. Siempre me preguntaba por qué entraba una tarjeta y la barra accedía a subir y cómo sabía la máquina que había o no plazas libres. Investigué sobre ello y se me ocurrió hacer esta demostración». Con apenas 13 años, Paula es más madura que cualquier otro adolescente de su edad. Acaba de iniciar sexto de primaria y se ha enrolado por segundo año consecutivo en la Escuela de Jóvenes Científicos. «La verdad es que me atrae mucho la clase y la cantidad de cosas que aprendemos sobre la ciencia», aseguró.

El segundo clasificado de los Navegantes fue Rocío Arena Sánchez, una joven natural de Guareña que dio a conocer la creación de una bobina de Tesla, es decir, una especie de transformador que funciona a través de cargas de energía. En tercer lugar quedó el equipo formado por Pablo Hermoso y Míker Domínguez, integrantes de la escuela de Montehermoso (Cáceres). Ellos idearon un proyecto sobre levitación magnética, instalando un campo de imanes y una barra flotante.

En cuanto a la categoría de Soñadores el ganador fue José Antonio Márquez Botello, un joven venido desde Olivenza que hizo una demostración con un coche de fricción a través de un mecanismo de persiana enrollable y materiales de reciclado.

A Suiza

Los tres primeros clasificados de la categoría de Navegantes han ganado un viaje hasta Suiza para conocer el Centro Europeo para la Investigación Nuclear. Allí trabaja Daniel Lanza, un científico forjado en la Universidad de Extremadura y cuyas gestiones han valido para hacer posible este premio. Daniel Lanza estuvo en Almendralejo de jurado y para ofrecer una interesante charla a los alumnos donde explicó cómo él ha podido llegar a uno de los lugares más privilegiados para un científico y las enormes posibilidades que brinda la ciencia para las profesiones del futuro.

Junto con Daniel Lanza, otros científicos e investigadores de la Universidad de Extremadura estuvieron presentes en la feria para hacer de jurado y, al mismo tiempo, llevar a cabo demostraciones de varios inventos en el parque de Espronceda.

Con respecto al ganador de Soñadores, por su edad, se llevó una tablet y el reconocimiento de todo el público.

Concha García tiene claro que «con estas edades no buscamos que inventen nada, sino más bien tratamos de que les interesen estas cosas, desarrollen proyectos y busquen las vías para hacerlos realidad. Que sepan entenderlo y explicarlo. Valoramos mucho la creatividad y el gran interés que muestran los jóvenes por saber cómo funcionan determinadas cosas».

El curso ya comienza y con ello un nuevo año en la Escuela de Jóvenes Científicos. En Almendralejo, las clases ya están en marcha en la calle Fraile, donde se preparan para desarrollar buenas ideas.