Un grupo de vecinos residentes en la calle Eduardo Naranjo, una vía próxima al polideportivo municipal y la estación de autobuses, ha denunciado públicamente una serie de amenazas y agresiones que decenas de ellos están recibiendo por parte de un hombre de 46 años, natural de Almendralejo y que responde a las iniciales de J.V. Los afectados decidieron romper su silencio a raíz de la última agresión perpetrada la pasada semana sobre un varón mayor, al que dio una brutal paliza provocándole un coágulo en la parte trasera de la cabeza y diversos politraumatismos.

Fue su hija, Débora Jiménez, quien denunció lo que estaba ocurriendo en el programa A esta hora de Canal Extremadura TV, y lo hizo dentro de una concentración pacífica de vecinos para reivindicar soluciones a este problema de convivencia.

Débora explica a este periódico que nada más producirse esta agresión, acudió con su padre a la policía para solicitar una orden de alejamiento de 150 metros que el presunto agresor, al día siguiente, violó para amenazarlo nuevamente en un bar.

Así las cosas, los vecinos viven angustiados porque las amenazas, insultos y agresiones se han multiplicado de manera indiscriminada «y le puede tocar a cualquiera», subrayan algunos.

De hecho, otro ha contado que su madre tuvo un episodio similar con el denunciado, quien la agredió cuando tenía un bebé de un año en brazos, «pudiendo haber ocurrido algo peor», señala.

Sentencia/ Según ha podido saber este periódico, el individuo sufre brotes de esquizofrenia, aunque su grado de enfermedad no había permitido hasta el momento incapacitarle. Si se sabe que acumula decenas de denuncias presentadas por las víctimas de sus brotes y los vecinos quieren acabar con «esta pesadilla».

Este periódico ha sabido también que el presunto agresor cuenta con una sentencia firme para su inminente ingreso en prisión, pero la pandemia del covid-19 paralizó todo el proceso, tiempo en el que ha vuelto a reincidir con amenazas y agresiones.

El alcalde José María Ramírez conoce la situación y ha dicho que «sabemos que es un sinvivir para los vecinos» y estamos viendo el caso. Se ha incrementado la presencia de policía local y Nacional en la zona, pero son las autoridades judiciales las que tienen que actuar de oficio para impedir que vuelvan a suceder episodios de este tipo. Mientras, los afectados, que viven en tensión y preocupados, reclaman soluciones urgentes.