Algunos llevan más de media vida dedicada a la atención a las personas con discapacidad. Y algunos otros, la vida entera. No se trata de los familiares directos en esta ocasión, sino de los trabajadores de Aprosuba-2, quienes han recibido un emotivo homenaje en reconocimiento a la labor diaria que realizan para mantener la calidad del servicio en la entidad. Este fue una de las actividades encuadradas dentro del programa del 40 aniversario y consistió en una jornada de convivencia en el cortijo de Alange, donde los empleados recibieron un diploma y un obsequio para la ocasión.

Explica la gerente del centro, Carmen Diestro, que "era una de las tareas pendientes desde hace tiempo, ya que la implicación de todos ellos es máxima". Reconoce que es un trabajo constante y que "en muchas ocasiones, al hacer actividades complementarias como excursiones, convivencias o campamentos, se precisa una labor extra en su trabajo los fines de semana. Y siempre hay buena predisposición", añade.

La plantilla de Aprosuba-2 está compuesta por 85 trabajadores. El personal lo forman psicólogos, logopedas, fisioterapeutas, maestros de educación especial, terapeutas ocupaciones, pedagogos, encargados de taller, cuidadores, personal administrativo y de limpieza. La cifra supone un récord de empleados en Aprosuba desde su creación hace 40 años, viéndose incrementado en una treintena más de trabajadores desde su inclusión en el Madex.

Carmen Diestro señala que este año, por ejemplo, se ha contratado un profesor más en el colegio de educación especial San Marcos. El grupo de trabajadores atiende a 280 usuarios en Aprosuba, dentro de sus distintos departamentos.

De entre todos, tres destacan por encima del resto: Teresa Blanco, Concepción García y María Dolores Lázaro. Las tres acumula 40 años. Comenzaron de forma voluntaria para después integrarse como laborales una vez creada la asociación. Hoy siguen en pie de guerra, poniendo su granito de arena para que las personas con discapacidad tengan una mejor vida.