TUtno sospecha, pero no termina de darse cuenta del interés de aquellos empeñados, no sólo en que tengamos cada cual nuestra identidad, sino en que esa identidad sea semejante a la del grupo, sin duda para poderla manejar al antojo de los que todo lo quieren controlar y manejar. Esto explicaría la invención y tergiversación de los llamados hechos históricos (cuando muchas veces ni siquiera han sido hechos, sino simplemente invenciones) con que tratan de adornarse alguna de esas identidades nacionales, regionales o nacionalistas. Sin embargo, una de las cosas que más llama la atención de estas forzadas identidades es que, en la mayoría de los casos, se construyen sobre el olvido de lo que cada cual es y ha sido y sobre el abandono y aislamiento de los diferentes.

Nada de mestizaje, nada de aceptar algo del que viene, e incluso algo de la evolución lógica de las formas de pensar; todos o casi todos de los argumentos que sustentan estas identidades están ancladas en supuestos o en hechos y realidades, que tienen su fundamento en un tiempo del que nadie queda para contarlo, ni siquiera una buena base documental e histórica, ya que esa orfandad es la que permite a los supuestos padres de la patria editar a su antojo el código de los buenos nacionalistas o no nacionalistas. Mientras tanto, como la actual universidad está financiada y tutelada por los poderes políticos directa o indirectamente, también hemos perdido el referente serio de lo que hubiera sido un estudio objetivo y pausado de esos fundamentos. www.ajescribe.blogspot.com.