Para todos ha sido difícil adaptarnos a los cambios derivados de la pandemia y el estado de alarma, pero mayor es, si cabe, el esfuerzo que hacen los profesionales que trabajan día a día con personas con discapacidad, que necesitan de otras personas para vivir con normalidad.

Por este motivo, en Includes Almendralejo han tenido que reorganizarse con rapidez y adaptarse a estos cambios para atender a sus más de 320 usuarios entre centro y residencia Victoria. «Le hemos buscado el lado positivo a las cosas. Vemos que hay otras formas de trabajar, que los chicos sí pueden hacer cosas por ellos mismos y que pueden intentarlo en su vida diaria», dice Carmen Diestro, gerente de Includes.

Carmen otorga el mérito a los profesionales que han atendido a los usuarios estos días. «Hemos ayudado a las familias a interactuar con usuarios, a que se adapten a las nuevas comunicaciones y a que se formen», señala.

Cuando se decretó el estado de alarma, las visitas de los familiares en la residencia Victoria se suspendieron para reducir los riesgos de contagio. «Hemos creado un equipo de trabajo para ir desmenuzando todos los documentos y protocolos que iban saliendo y aplicarlos a nuestros servicios. Otros trabajadores se han reorganizado para trabajar con usuarios y proporcionarles ordenadores o recursos materiales. Nos hemos reinventado y formado mucho porque nuestra única misión era no dejar a ninguna familia sin atender», subraya.

Además, ha elaborado su propio plan de desescalada en colaboración con Salud Pública y el Sepad. Así se reactivan servicios según las prioridades, bajo unas estrictas medidas de seguridad, y se ha organizado el protocolo de visitas que ya son posibles.

Carmen Diestro tampoco se olvida de «los particulares y empresas que nos han ayudado en este momento tan difícil», dándoles mascarillas, guantes, batas, viseras... «realmente, cuando decimos que Almendralejo es solidario es porque lo es», resalta.