Muchas empresas no dejan de hacer encargos urgentes a sus proveedores para poder surtir de material de protección contra el covid-19 a sus clientes. Uno de los referentes en Almendralejo es Casa Ángel, que ha centrado su línea de negocio en todo tipo de material contra la pandemia. Especialista en todo tipo de telas, tejidos y ropa laboral, sacrifica dinero y tiempo por mantener contentos a sus clientes, aunque no siempre resulta fácil.

“Estamos cambiando dinero por servicios básicos”, dice Joaquín Horrillo, gerente y responsable de Casa Ángel. Asegura que la demanda “es increíble, pero lo más alarmante son los precios a los que estamos comprando los productos. Yo antes compraba una mascarilla por un euro y ahora se me va hasta los siete. Es una vergüenza y no me importa decirlo. Nosotros tenemos que vender artículos que vendíamos a 1,25 euros casi a diez euros. Y apenas hay margen. Eso es algo que muchas veces los clientes no saben”.

Horrillo es consciente de que la situación es inesperada por todos los sectores. “Los precios de China, el encarecimiento de los transportes o la necesidad de que vengan de manera urgente por avión han provocado que tengamos que pagar mucho más”. Horrillo lo deja claro: “no es que encarezcamos nosotros los productos, sino que ya vienen así de origen. Nuestro objetivo es poder servir al cliente y hacer que venga para poder vender otras cosas donde sí podemos ganar”.

Reconocen desde Casa Ángel que la situación es muy atípica. “Hay proveedores a los que llevamos comprando 40 años y siempre nos giraban las facturas a 60 días. Ahora, o les pagas por adelantado o no te surten el material. Y con un servicio nefasto porque pides 600 cajas y te las van trayendo a cuentagotas”. Pese al desconcierto, dice entender la situación: “entiendo que pase esto porque a los proveedores también les hacen lo mismo y esto es una cadena que tenemos que soportar”.

Joaquín Horrillo es consciente de que hay muchas empresas y farmacéuticas que se han negado a vender ciertos productos porque no les son rentables, “pero si todos nos negáramos, los clientes no los tendrían. En lugar de comprar grandes cantidades, compramos algo menos, pero por lo menos damos el servicio, que es ahora lo esencial”.