José Manuel Acosta, de 39 de edad, es el mayor de tres hermanos. Está casado y tiene dos hijos. Estudió en el Colegio Santa Ana. Se especializó en la Escuela Superior de Hostelería de Sevilla y ha realizado un Máster en Gestión de Empresas Turísticas en Barcelona. Tras más de una década de espera, José Manuel Acosta, gerente de Hotel Acosta Centro, ve cumplido el compromiso político que se le hizo en su día cuando presentaba el proyecto y la idea de construir un hotel en pleno centro de la ciudad.

Los terrenos sobre los que está la edificación, eran municipales, concretamente donde estaba el antiguo Matadero Municipal. El compromiso del alcalde en aquella época, José María Ramírez Morán, era derribar el edificio antes de la finalización de las obras, pero ha pasado más de una década.

Durante todo este tiempo, ha habido compromisos, pero nunca llegaron a cumplirse. Hasta ahora. «Estamos muy contentos todos, personal, familia y creo que en definitiva todos los vecinos de Almendralejo. En estos días hemos recibido multitud de llamadas, mensajes, correos, en los que se nos daba la enhorabuena. Esto no es solo bueno para nosotros, esto es bueno para la ciudad, y así quiero transmitirlo».

-¿Qué le pasa por la cabeza en estos momentos?

-La verdad es que hasta que no han comenzado las obras, no te lo crees del todo. Es tanta la espera que hemos tenido que es un poco creértelo de verdad. Lo que se me pasa por la cabeza es que por fin vamos a ver el edificio en su plenitud y lo bonito que es.

-La imagen del establecimiento cambia por completo.

-Todas las imágenes que me están llegando, la mayoría de los propios vecinos de los alrededores, son impactantes. No estaba acostumbrado a ver el hotel así, ni la plaza que está quedando. Esperemos que cuando termine la obra, todo se vea más limpio y ordenado.

-¿Cómo comenzó todo?

-El Hotel surge cuando vemos que al ampliar el otro establecimiento hotelero que tenemos es ampliado y todavía no cumple la demanda que tiene la ciudad. Pero sobre todo porque había una demanda de más calidad y mejor ubicación. En 2001, cuando todavía cursaba mis estudios en Sevilla, se nos ocurrió dar el paso de buscar un lugar adecuado para un hotel de estas características. Vimos estos terrenos y al ser municipales, llegamos a un acuerdo de compra con el compromiso de que el edificio estaría derruido antes de que terminaran las obras de construcción, por eso elegimos este proyecto y la entrada donde está. Se cumplieron otra serie de promesas, pero esta no.

-¿Va a cambiar la imagen del hotel a la hora de venderlo turísticamente?

-Al final con esto la que gana es la ciudad. Ahora cuando se ha derribado el edificio, estoy comprobando que esto era un pensamiento más generalizado de lo que parecía. Lo importante es que en cuanto empiecen a llegar clientes y vean de esta manera el hotel, sin duda alguna, habrá mejores comentarios. Pero al final esto beneficia a toda la ciudad. Nosotros vendemos 20.000 habitaciones al año, han pasado ya, en once años, más de medio millón de personas. Estas hacen gasto en el hotel, pero también en otros establecimientos y tiendas.

-¿Piensa ya en las vistas desde la terraza como un atractivo?

-Las perspectivas son brutales, se ve hasta el comienzo de la avenida de La Paz y parte de ella. No cabe duda que la nueva época veraniega va a ser diferente, y esperamos dar un mejor servicio a la ciudad, que es uno de nuestros principales objetivos.