Juan Luis Ortiz (Almendralejo, 1975) llegó a la dirección del colegio Montero de Espinosa en el año 2013, justo cuando el centro se encontraba en horas bajas y apenas registraba seis instancias de primera opción en los procesos de escolarización. Casi seis años después, al frente de un claustro de profesores que él mismo considera como «maravilloso», ha logrado revertir la imagen del centro y posicionarlo entre los más demandados de la ciudad. De hecho, este año tuvo 53 solicitudes en primera opción. De las 17 unidades escolares ha pasado a 19, con medio centenar más de alumnos. Clases bilingües, actividades de todo tipo, proyectos Eramus y una continua capacidad de motivar diariamente a sus compañeros le han servido para estar nominado a los premios Educa Abanca como mejor docente de España en Educación Primaria.

--¿Qué significa esta nominación para usted?

--Pues es un reconocimiento, aunque a mí estas cosas me ruborizan. Creo que es un trabajo más de equipo que de una persona. Tengo la suerte de tener un claustro de profesores maravilloso que tiene muchas ganas de seguir haciendo nuevas cosas.

--El Montero de Espinosa ha dado un cambio radical en seis años. ¿Cómo lo ha logrado?

--Pues tratando de motivar a los mismos compañeros que estaban hace seis años. Mi objetivo era mostrarles que se pueden hacer las cosas de otra manera. Aprendí mucho de mis siete años en Palomas, donde estábamos ocho profesores locos por hacer cosas distintas.

--Ha pasado de ser un colegio casi denostado a uno de los preferidos

--Creo que nadie en su momento se preocupó de realizar una distribución equitativa teniendo en cuenta circunstancias sociales. Nosotros hemos creado fortalezas. Hemos centrado parte de nuestro modelo en potenciar mucho la educación infantil. En la mayoría de colegios solo existe una tutora para más de 25 niños y algo de apoyo del maestro de religión y el de inglés. En nuestro centro, hay profesores de primaria que bajan a infantil a dar clases de audición y lenguaje, música, educación física… Al final, cinco maestros ven más detalles que tres.

--¿Dónde está el secreto de ser un buen docente?

--En la motivación. La clave de la docencia es tener siempre una motivación especial. Con motivación, todo puede funcionar. Si tienes la concepción de que no vienes a trabajar, sino a cumplir retos, conseguirlos día a día te genera mucha satisfacción y hace que al día siguiente vengas con el mismo ánimo. En la docencia, eso es clave.

--Hay quién ve la docencia como un trabajo placentero.

--En mi centro hay una salud de claustro buenísima. Entiendo que haya gente que piense así, pero no es el camino. Puede que exista, en ocasiones, una falta de reconocimiento a nuestro trabajo, pero eso nunca debe estar justificado de esa manera.

--¿Y qué debemos cambiar en la educación de hoy día que sea mejor?

--Hay muchas cosas que mejorar aún. La atención a la diversidad, la distribución de alumnos en los centros, la disminución de las ratios o el reconocimiento de los profesores. Yo, si soy sincero, tengo el reconocimiento más gratificante que se puede tener que es el de las familias, pero hay momentos en los que no te sientes reconocido por la propia Administración. En ocasiones, parece que trabajamos con números, pero realmente trabajamos con alumnos y, para nosotros, son como nuestros hijos cuando estamos con ellos en los colegios.

--Usted ha tenido varias experiencias en Europa con proyectos Erasmus. ¿Importaría algunos conceptos de otros modelos educativos?

--Me sorprendió mucho cuando estuve en Suecia y Finlandia. No había tantas normas como aquí y, sin embargo, tienen los mejores resultados académicos de Europa. No hay vallas en los recreos, los parques de la ciudad son sus propias zonas de recreo, potencian habilidades con recursos naturales desde los tres años… Muchas cosas.

--¿Qué buscan los padres hoy día de los profesores?

--Ahora los padres se responsabilizan más aún de la educación de sus hijos. Antes no se preocupan, por ejemplo, de elegir centros educativos. Los hijos iban al más cercano. Ahora se preocupan por saber los modelos educativos que tiene cada colegio para seleccionar el que consideran más oportuno. Eso, realmente, es un gran avance. Y luego, lógicamente, buscan mucha confianza en los profesores.