TCtedo hoy el espacio de mi columna a Julio Alfaya que en Internet escribe: "Llega una mujer muy asustada al consultorio de su ginecólogo y le dice: Doctor, ayúdeme, por favor; tengo un problema muy serio. Mi niño aún no tiene un año y ya estoy otra vez embarazada. No quiero tener hijos tan seguidos, prefiero que haya más tiempo entre uno y otro. El médico le pregunta: ¿qué quiere que yo haga? Ella respondió: Deseo interrumpir mi embarazo y quiero contar con su ayuda. El médico se quedó pensando un poco y, después de un tiempo de silencio, le dijo: Creo que tengo un método mejor para solucionar su problema y es menos peligroso para Vd. La mujer sonrió, aliviada, pensando que el médico aceptaría intervenirla. Mire, señora, continuó el doctor: para no tener que estar con dos bebés al mismo tiempo, vamos a matar a este niño que tiene en brazos. Así Vd. Podrá descansar hasta que nazca el otro niño que lleva en su seno. Si vamos a matar, no hay diferencia entre uno y otro de los niños. Y hasta es más fácil sacrificar a éste, puesto que Vd. No correrá ningún riesgo. La mujer, asustada, exclamó: ¡Qué horror! ¡Matar a un niño es un crimen! Yo también pienso lo mismo, señora, -respondió el ginecólogo- pero me pareció Vd. tan convencida de que lo que lleva en sus entrañas es un niño que se daría cuenta de su gravísimo error. El médico, tras un rato de conversación con la señora, sonrió dándose cuenta de que su lección había surtido efecto".¡Cuántas mujeres al ver la ecografía de su niño, moviéndose juguetonamente en su vientre, han desistido de abortarlo!