Todavía, a sus 77 años, se le puede ver un día corriente por el centro haciendo recados. Bancos, correo, gestoría, papeles por allí y papeles por allá. Si la ven en su Mercedes Clase A, muy característico en Almendralejo, no se confundan, es ella. Eloísa Calvo (Almendralejo, 1940), ha sido reconocida con el premio A toda una vida que concede el consejo local de la mujer en homenaje a su trayectoria y que le entregó el pasado sábado. Su historia es, claramente, el reflejo de una mujer que siempre ha vivido adelantada a su tiempo, tal y como dice Diego Franco, uno de sus cuatro hijos. «Siempre ha tenido una actitud muy viva ante la vida. Hacía cosas de una mujer adelantada a los tiempos en los que ha vivido. Cosas que ahora veríamos normales en las mujeres, pero antes no. Y ojo, todavía sigue al pie del cañón», señala.

Eloísa Calvo es más conocida en Almendralejo por haber sido la mujer que, junto a su marido, Diego Franco, fundara la cadena de supermercados Cecoa. Surgió como un economato, pero terminó pasando por tienda y convirtiéndose en supermercado. En los mejores tiempos llegaron a existir hasta 13: nueve en Almendralejo y el resto en Aceuchal, Villalba, Santa Marta de los Barros y Fuente del Maestre. «Mi marido y yo siempre nos supimos compenetrar muy bien. Él tenía una mente muy abierta y me dejaba decidir y opinar junto a él. Creo que los dos nos fuimos útiles en los negocios», dice la protagonista.

Ahora, Eloísa tiene una vida más relajada, aunque sin tregua. Tiene tiempo para escaparse para hacer yoga o para desconectar unos días con viajes del Imserso. «Pero sigo siendo útil, que es mi manera de vivir», apunta. Y es que ayuda a la empresa familiar Almepan donde trabajan tres de sus hijos. «Les sirvo para quitarle horas de jaleo», explica.

Su papel en la sociedad local también es activo, ya que forma parte de Ventana Literaria, la Asociación Histórica, la asociación de amas de casa o Los Franciscanos, entre otros.

Es madre de cuatro hijos: Julia, Manuela, Diego y Pedro. Y cuenta con el honor de haber sido una de las primeras mujeres que se sacó el carné de conducir en Almendralejo. Hace exactamente 44 años. Cuando se le pregunta por su disponibilidad para hacer las cosas, Eloísa lo tiene claro: «Yo en esta vida he procurado ser práctica. No he tenido mucho tiempo ni para quejarme ni para lamentarme». Aunque su premio es el reconocimiento a toda una vida, su faceta de empresaria también le hubiera valido para otro más. De hecho, fue partícipe de una promotora que construyó varios edificios que ahora pueden verse en Almendralejo.

Como curiosidad, su carácter independiente lo puso de manifiesto en el nacimiento de su hijo Diego. «Se puso de parto en casa y, ni corta ni perezosa, cogió el coche sola y se fue a la Casa Misericordia [hoy hospital de San Juan de Dios]. Se bajó, entró y dijo que estaba de parto. Y nada, poco después, tuvo a mí», relata Diego, repleto de orgullo.

Eloísa tiene claro que, si naciera hoy, «volvería a ser la misma. Nadie me ha impedido ser como soy». Está de acuerdo con la idea de reivindicar la igualdad, «pero a mí me gusta valorar a las personas como personas, no por su sexo. Yo no encontré dificultades en mi vida por ser mujer, por lo que no veo que las mujeres deban de tenerlas hoy en día». Y es que Eloísa Calvo, ya lo saben, siempre fue unos años por delante.