TLta mejor noticia sería que ni existiera ni hiciera falta el Día de la Mujer Trabajadora, ni ninguna ley que las discrimine positivamente; sería suficiente con que hiciéramos justicia con ellas y obrásemos en consecuencia. No se me ocurre ningún tipo de adjetivo con el que pudiera describir a la mujer de forma global, pero sí un magnífico sustantivo: madres. Desde aquí podemos escribir una extensa letanía de agravios con la que "obsequiamos" los hombres a la mujer, a la madre de nuestros hijos, o de los hijos de nuestros convecinos que, por otra parte, esa relación de hechos no dejaría de ser una gran lista de la estupidez machista de un numeroso grupo de hombres. Nadie en su sano juicio puede dejar de darse cuenta de que, en una parte importante de los sectores imprescindibles de la vida, ellas son ya mayoría, y en muy poco tiempo lo van a ser absolutamente: en la salud, la enseñanza, en el servicio doméstico, en las administraciones públicas, en la judicatura, en la atención primaria, en las notarias, etc. o ya lo son, o en breves fechas, lo van a ser.

Mientras tanto, los hombres dudamos y vacilamos en nuestro papel de compañero imprescindible, un poco asustados por los acontecimientos, para pasar a ser en algunos casos unas comparsas de mucho ruido y poco contenido. La educación en general en todos los ámbitos y muy especialmente en la educación de las propias mujeres a sus hijos, será una de las principales herramientas de cambio. Ah, del papel de la mujer en la iglesia, ni me atrevo a opinar. www.ajescribe.blogspot.com.