Actualmente no existen grandes diferencias entre la gastronomía paya y la gitana, según el restaurador de Zafra Emilio Montaño. Años atrás sí las había, "porque no había los mismos gustos, ni la misma demanda, ni los mismos recursos económicos". Sobre todo en relación a la cena de Navidad, en la que la comunidad gitana "estaba acostumbrada a la cuchará y paso atrás".

Según Montaño, las familias solían juntarse en la casa de un familiar en torno a una mesa grande para degustar todos los platos que había llevado cada uno y cantar y bailar "a lo grande". Estas costumbres no se han perdido, pero sí los platos que se han ido poniendo encima de la mesa, que "se van pareciendo a los de los payos, con los mariscos, los pollos en pepitoria o los cochinillos".

Este restaurador y el almendralejense Fernando Campomanes, del restaurante El Paraíso, explicaron ayer a unas treinta mujeres cómo son las gastronomías paya y gitana. Para ello elaboraron platos tradicionales de cada cultura en Navidad.

En el caso de Montaño, presentó en unas judías con espinacas y bacalao, un bacalao rebozado y unos pestiños. Mientras que Campomanes preparó una presa de entraña con patatas panaderas, un taco con torta del casar, prueba de matanza y un escabeche de verduras.

Moderna y tradicional

Según Campomanes, trataron de "trasladar la cocina navideña profesional a la casera y comparar la cocina tradicional con la moderna".

Además, explicaron cómo debe decorarse o vestir las mesas durante estas fechas, cómo poner una copa de vino o de cava o el tipo de flores que pueden utilizarse para que el olor no interfiera en la degustación de los platos.

La delegada de este área, Josefina Barragán, se mostró satisfecha con el resultado de esta actividad por la participación y porque las asistentes se mostraron en todo momento interesadas por el tema.

La actividad la organizaron los Servicios Sociales de Base a través del programa de Promoción de la Cultura, Desarrollo Integral y Participación Social del pueblo gitano.