Falta menos de una semana para que comience el Salón del Vino y la Aceituna (Iberovinac) que cumplirá su décimo séptima edición. Este año, debido a su carácter bienal, vuelve a convertirse en una feria más profesional con la llegada de importadores de numerosos países, aunque el foco de captación se ha centrado fundamentalmente en los mercados asiático y canadiense. Iberovinac estrena también nueva presidencia y lo hace en la figura de un colectivo que, en los últimos años, está peleando para ver convertido en realidad un sueño que, hace una década, parecía utopía. La comunidad de regantes del proyecto regadío ostentará durante las dos próximas ediciones la presidencia. Una de sus figuras representativas es Santiago Prieto, vicepresidente de la comunidad.

-Iberovinac, una ventana abierta para seguir promocionando el proyecto de regadío.

-Se celebra en días muy profesionales y estamos expectantes para ver si se obtienen buenos resultados para los vendedores del sector. Cuando se eligieron las fechas en su momento eran las mejores para los distintos eslabones de la cadena.

-¿Qué propuestas plantea la comunidad de regantes en el próximo Salón del Vino?

-Hemos establecido unas jornadas en las que hablaremos de cómo va el proyecto y del documento de trazabilidad para la uva y la aceituna. Desde la comunidad queremos saber cuanto antes cuál será el documento más aproximado al que se enfrentarán los regantes para saber si van adelante. Queremos hacerle ver a la Administración qué necesidades tiene la comunidad de regantes. Nosotros somos personas del sector y queremos trasladar a los agricultores una foto real de lo que será el riego y de sus costes.

-El proyecto sigue avanzando, pero hay voces que piden más celeridad.

-Celeridad pedimos desde todos los sectores. Ahora mismo se trabaja con el plan de viabilidad y claro, cuando se marcan plazos de diez meses a todos nos parece demasiado, pero los tiempos son los que son.

-Falta por definir el modelo de financiación. ¿Hay avances?

-De momento se nos han ofrecido alternativas, pero no hay concretado nada. Siempre se nos ha trasladado que el 50% de la financiación lo pondrán los regantes y el otro 50% la administraciones, pero eso no está cerrado. Queremos que la Administración financie lo máximo posible porque entendemos que luego el agricultor revertirá su inversión en trabajos para la sociedad. Nos gustaría que la Administración aportara más.

-¿Cree que el proyecto debe costar menos dinero cuando salga a la licitación?

-Sin duda es una oportunidad para muchas empresas grandes a nivel nacional. Cuando salga el proyecto no descartamos que haya rebajas de las ofertas y, por supuesto, deberíamos llevarnos sorpresas agradables en este sentido. Pero ahora hay que centrarse en obtener una foto real de la situación para los agricultores.

-¿Y qué les inquieta principalmente a los agricultores?

-El agricultor quiere saber los plazos y el coste real. Nosotros trabajamos para que todo se haga lo más rápido, barato y real posible.

-Volviendo a Iberovinac, ¿qué perspectivas hay para la próxima feria?

-Los productos en cuestión de precios son buenos porque están marcados por la escasez de los mismos en los mercados nacionales e internacionales. No hay excedentes ni productos estancados. Los precios son buenos y parece que hay ganas. Esto debería traducirse en operaciones.

-Extremadura Avante ha profundizado para traer importadores de Asia. ¿Es un mercado por explorar?

-Está claro que si en China se empieza a beber vino, cava o consumir aceitunas, el éxito está garantizado... (risas). Lo cierto es que ellos son los profesionales y se así lo han creído, debe estar bien.

-Reactivar las exportaciones es crucial para una mejoría en el sector. ¿Qué perspectivas hay en este sentido?

-La sensación es que hemos aumentado en volumen de producción, pero hemos bajado en valor. La cuenta pendiente de Ribera del Guadiana es el embotellado y el envasado. Si no recuperamos en esta parcela estaremos perdiendo valor añadido. Que ese valor se quede en Extremadura debe ser fundamental y toca analizar por qué esos porcentajes no se quedan en casa.

-¿Cómo ha sido el año para el campo extremeño?

-Para la uva y la aceituna ha ido de más a menos. Lo marcó mayo, con aquellos 100 litros de agua que cayeron. Pero luego vinieron tres meses de sequía extrema y la aceituna no fructificó. La cosecha histórica del pasado año dejó los árboles muy resentidos para la presente campaña. El campo prometió mucho, pero la climatología ha mermado el fruto y, por lo tanto, la producción

-Por último, ¿qué opinión le merece el nuevo decreto de trazabilidad que vigila más los robos en el campo?

-Es un documento con cosas buenas, especialmente después de que fructificaran algunas alegaciones. Es importante que sea solo para la uva y la aceituna. Es fundamental que se fijen fechas de fin de campañas. Y quizá debería mejorarse en su régimen sancionador, ya que el verdadero problema está en los puntos de venta. El documento podía mejorarse, pero antes vamos a ver si funciona. H