No ha cambiado mucho la llegada de la nueva normalidad con respecto a las últimas semanas de la desescalada en Almendralejo, pero los vecinos tienen que acostumbrarse a vivir con ciertas limitaciones. Almendralejo apenas ha pasado de una treintena de casos por coronavirus durante la pandemia y ha tenido tres fallecimientos, dos personas mayores y un adulto de 59 años con patologías previas. Las cifras, si miramos alrededor, no han sido para nada alarmantes, pero el riesgo sigue ahí, latente, en silencio. «Lo más duro ha pasado, pero no debemos bajar la guardia. De nosotros depende que avancemos con paso firme o que demos marcha atrás. Apelamos al sentido común y a la responsabilidad de todos», decía esta semana la concejala, Raquel del Puerto.

La gente debe saber que el uso de mascarillas sigue siendo obligatorio cuando no hay distancia de dos metros o que hay que seguir lavándose las manos frecuentemente. Los parques se han abierto para darle normalidad a la vida, pero los servicios de limpieza han programado una actuación diaria de desinfección de los juegos infantiles y parques. Y, además, recomiendan a los padres que usen geles desinfectantes con sus hijos antes y después de jugar en estos espacios.

También vuelve la nueva normalidad a los polideportivos y los amantes al deporte ya pueden utilizar las pistas de los pabellones que antes estaban restringidas solo a los clubes.

La nueva normalidad también incluye el ocio nocturno en bares y pubs, quizá uno de los puntos más controvertidos. En el interior, el aforo se permite al 80%, mientras que en las terrazas al 90%. Se recomienda usar mascarillas cuando no se esté bebiendo y el servicio de cachimbas, algo muy extendido en la población joven, aunque solo se puede servir de manera individual, bajo ningún caso compartiendo boquillas.

El mercadillo de los viernes se mantendrá en el recinto ferial para cumplir con las medidas de seguridad. De momento, ha sido bien recibido por los habituales compradores, aunque a los comerciantes del mercado las Mercedes les ha gusta menos.

La vida se reactiva en todos los sectores, pero sigue habiendo un freno psicológico que nos impide liberarnos por completo. Es la nueva normalidad.