La elaboración de un plan estratégico de desarrollo turísticos es una de las propuestas presentadas en la sesión del observatorio de la ciudad dedicada al turismo, y en la que también se han analizado las fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas que plantea este sector. De llevarse a cabo, sería unas de las medidas a tomar en cuenta de cara a potenciar el turismo de la ciudad.

Este plan, a su vez, incluiría otro de márketing que contemplaría el desarrollo de tres productos: el enoturismo, el turismo de negocio o económico y el emocional. Además, prepararía paquetes turísticos relacionados con el enoturismo que recogería actividades como las visitas a bodegas, compra de vino y alimentos de Extremadura, cursos de catas, visita a campos o vuelos en ala delta sobre los viñedos.

Para el fomento del turismo, el observatorio plantea asimismo otras actuaciones como mejorar las señales informativas, las de los recursos y accesos a la localidad, sobre todo las que están próximas a la autovía; la implantación de mobiliario urbano relacionado con el mundo del vino y agilizar la apertura de nuevos museos (como el de la naturaleza o taurino).

La concejala de Cultura, Piedad Alvarez, explicó ayer que los participantes en el observatorio también sugieren hacer campañas de promoción en Portugal, vincular otros sectores como el de la gastronomía y la cultura al del turismo, diseñar paquetes para los fines de semana y fomentar el comercio como atractivo turístico.

PROS Y CONTRAS En cuanto a la importancia que presenta el turismo en la ciudad, se destacó la situación geográfica de la misma y sus "buenas comunicaciones"; además de la existencia de un patrimonio "no muy importante" de edificios singulares, de yacimientos arqueológicos, la ruta del romanticismo o los museos, de la personalidad vinícola, de la variedad de hoteles y el "carácter amable" de la gente. Así como la dos frases identificativas de Almendralejo: Ciudad internacional del vino y de la cordialidad .

En contra, existen una serie de debilidades que dificultan el desarrollo del turismo. Para el observatorio, lo primero es la ausencia de un patrimonio histórico-artístico relevante "si se compara con otras ciudades cercanas como Mérida". El que los bares de tapas estén dispersos y no exista una zona concreta para tapear dificulta "la identificación como zona de tapas". También se refleja que la poca diversidad turística hace que no haya pernoctaciones y que se tiene una "sensación" de mala calidad en comparación con o los precios en la restauración. Por último, se señala falta de unidad y cooperación entre los sectores de la restauración y vinícola para proponer un producto de carácter gastronómico y enológico que atraiga a visitantes y una falta de profesionalidad en general motivada por la falta de formación, sobre todo en la restauración. A todo esto hay que sumar la "falta de confianza de la población en el sector".

AMENAZAS A estas debilidades hay que sumarle las amenazas que sufre el turismo en la capital de Tierra de Barros y que protagoniza la "progresiva" disminución del consumo del vino frente a otras alternativas que no se producen en la ciudad, como la cerveza. Otra amenaza procede de la rivalidad con otras zonas enológicas o la situación intermedia entre Zafra y Mérida que poseen mayores atractivos turísticos. Además, hay que contar con el desconocimiento de las posibilidades y con la situación de crisis actual.

Frente de esas debilidades y amenazas se encuentran, según Alvarez, las oportunidades que ofrece el sector y que permiten hacer las propuestas, encabezadas por la creación del plan estratégico. Estas oportunidades pasan por la unión de la cultura con la gastronomía, la creación de futuros museos, mejora de las infraestructuras o mantener las relaciones con localidades de Portugal. En definitiva, la concejala resaltó que la situación estratégica de Almendralejo hace que se pueda diferenciar del resto de localidades y zonas.

Por su parte, el director de la escuela de negocios ITAE (que gestiona el observatorio), Antonio García, comentó que Almendralejo tiene un producto "muy singular" que apenas se aprovecha, el enoturismo, y que puede arrastrar a otros sectores.