TFtue el gran poeta y filósofo alemán Goethe quien dijo que "Europa se hizo peregrinando". Y en este peregrinar Santiago fue "la estrella". Pero Europa se rompió. La dividió, primero religiosamente, la Reforma protestante hace 500 años y, en el siglo pasado, políticamente, el muro de Berlín. Desde hace varias décadas se está dando otra división: la existente entre los que creen y quieren vivir de acuerdo con Aquel que dijo ser el Camino, la Verdad y la Vida y los que se oponen, viviendo ellos y queriendo hacer vivir a los otros "como si Dios no existiera". Peregrinar a Compostela es reconocer que Dios ha enviado al mundo al que nos enseña, con su vida, el "Camino de la Vida". La visita del Papa a Compostela viene a recordárnoslo con su gesto de peregrino. Pero la peregrinación es más llevadera cuando se hace en compañía. El hombre es ser social y comienza a serlo en la familia. La familia es el ámbito en el que la vida del nuevo ser se acepta con respeto, responsabilidad y cariño. La familia es el lugar en el que se aprende lo que es el servicio desinteresado, el amor sin egoísmos, la comprensión sin límites, la acogida incondicional, la paciencia bondadosa, la ayuda mutua, el perdón sin subterfugios, el consuelo en la adversidad... Todo eso, y mucho más, nos lo recordará Benedicto XVI desde Barcelona, cuando consagre el altar y el Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, obra del genial arquitecto Antonio Gaudí. El gesto del Papa, al bendecir esta Iglesia, refuerza la importancia que la familia tiene no sólo para quienes vivimos la fe cristiana sino para todo ser humano que llega a este mundo. ¡Bienvenido a España, Santo Padre!