La cita cultural de esta semana en Extremadura nos lleva hasta Alcántara: el sábado 5, a las 11 de la mañana, frente a la Iglesia de San Pedro, en la casa de Pedro Barrantes Maldonado. Algo se estremece en mí siempre que recuerdo la notable villa, en decadencia hoy tan romántica como triste, con ese puente al fondo, como oprobio de belleza ante tanta ruina. Nos convoca la presentación de un libro en dos tomos, pulcramente editado, deliciosamente impreso. El corajudo esfuerzo de un brillante equipo de investigadores (Dionisio y Serafín Martín Nieto, Bartolomé Miranda Díaz y José María López de Zuazo) ha rescatado de su letargo la figura de un singular hombre del Renacimiento, nacido en Alcántara: Pedro Barrantes Maldonado. Hace setenta años que Antonio Rodríguez-Moñino deseó vivificar, sin éxito, en fallido proyecto editorial, al culto poeta e historiador extremeño. Y ahora, ligados por dos centenarios en el 2010, Moñino y Barrantes se dan la mano en Alcántara. El contenido del libro, tan documentado como erudito, ha superado con creces el propósito inicial, ya que, además de la edición de las Antigüedades de Alcántara de Barrantes, conocemos la genealogía de su familia, las andanzas del caballero políglota, del trovador de versos, del traductor en libertas renacentista, del fino dibujante, del historiador, del hombre cosmopolita y cortesano, del que tomó a la par espada y pluma, que fue Pedro Barrantes. Pero además, y sobre todo, el libro es una guía de primera mano sobre la Alcántara del siglo XVI, única y sorprendente. Ya era hora situar al personaje a la altura que merece, junto a Pedro Mexía, Luis Zapata, o fray Antonio de Guevara.