Posiblemente ha sido la persona que más veces ha estado presente en comuniones, bodas, bautizos o ferias de la Piedad. Y nunca formaba parte directamente de ellas. Se trata de María Pilar Gómez, de 72 años, que este jueves veía cómo desaparecía del parque de la Piedad su tradicional quiosco de chucherías, el conocido ‘puesto de Mari’ que ha estado en pie funcionando con ella durante 47 años.

Ha sido derribado tras comunicar la propietaria al Ayuntamiento que dejaba la actividad: «la verdad es que ya no tenía sentido y le quitaba visión al parque. Ahora emplearé este tiempo para estar en casa, con mis hijos y también venir al santuario, ya que soy voluntaria de la Piedad y vengo a desinfectar la iglesia».

Tenía 25 años cuando montó su quiosco de chucherías. El parque de la Piedad llegó a tener hasta ocho puestos de este tipo. «Y todos vivíamos de lo mismo. Pero los tiempos han cambiado y este parque ya no tiene la vida de niños que tenía antes».

Ha sido toda una vida en el parque de la Piedad. «He vivido momentos muy bonitos porque he podido ver muchas bodas comuniones, las ferias, aunque también he tenido momentos tristes cuando se producían robos de los que nos hemos tenido que recuperar».

Reconoce que muchos niños le paran por la calle porque la conocen y desvela que «yo conozco a muchas personas de Almendralejo que hoy son abuelos y que empezaron a comprar de niños en mi puesto. Vienen y me lo dicen. Mira, Mari, este es mi nieto y aquel mi hijo. Todos hemos pasado ya por aquí».

Ubicado justo al lado del santuario, el puesto de Mari ha sido el último de los quioscos con vida en este emblemático parque. Pagaba al trimestre, actualmente, 78 euros, «pero no es por dinero, sino porque ya hemos llegado al final».

Recuerda algunos puntos de inflexión como el cambio de la peseta al euro: «aquello fue un lío tremendo. No nos enterábamos ninguno, pero al final, nos acostumbramos».

Toda una vida entre Rufinos, gomitas y chuches. El puesto de Mari, en la Piedad, ya es historia.