Emoción, sentimiento y pura devoción hay en Almendralejo por su patrona. Queda patente en cada celebración, pero especialmente, con la llegada cada año de su semana grande. A hombros de sus vecinos, la Virgen de la Piedad abandonó su santuario aplaudida y venerada por su pueblo y luciendo manto celeste para la ocasión. Miles de vecinos se agolparon en el pasillo central del atrio de la Piedad y otros cientos esperaban en la puerta del parque y en diferentes puntos de su recorrido durante la procesión llamada de bajada del pasado 5 de agosto.

Con los acordes de la banda municipal y varias cuadrillas de costaleros de la localidad, la patrona desfiló ante su gente abriendo camino a las fiestas que llevan su nombre. Sin duda, uno de los símbolos que los almendralejenses tratan y disfrutan con más devoción.

Junto a la patrona caminaron en el recorrido representantes del ayuntamiento, así como la reina y damas de honor de las fiestas, ataviadas con trajes de fiesta para la ocasión.

Durante el trayecto, fueron varias las personas que cantaron a viva voz a la Virgen de la Piedad. Palabras desgarradas que salieron del alma de los que entienden todo esto como algo más que una jornada especial.

Durante estos días, la patrona seguirá en la iglesia de la Purificación hasta el miércoles 14 cuando se produzca la tradicional procesión de subida, con salida a las nueve de la noche. La Piedad saldrá de la iglesia y recorrerá plaza de España, Ricardo Romero, Martínez de Pinillos, Monsalud y entrada en el atrio pasadas las once de la noche.

Ese día, presidirá el acto central de las fiestas en su honor para a continuación asistir a la misa oficial. Tradición esta que desborda emociones entre los almendralejenses.