Tanto el segundo premio como el Gordo fueron tardones en salir a escena, pero una vez en la palestra, Almendralejo se revolucionó con tantas noticias a la vez. Fueron los vecinos de San Roque, concretamente los de la tienda El Paso, los que alertaron que los millones comenzaban a llegar a la ciudad. Ninguna administración local aparecía en la lista de premios, pero pocos intuían que había tantos décimos afortunados de fuera.

Desde San Roque, vía whatsapp advirtieron, a los vecinos que portaban el segundo premio que se agolparon en Casa Emilio, un bar céntrico de la plaza de Extremadura. Todos los que pudieron. Hubo celebraciones muy repartidas. En talleres Grúas Crespo también celebraron otro décimo de 125.000 euros y en el restaurante La Masía de la Silera, uno de sus dueños, Antonio, no se podía creer la noticia. «Me han mandado un whatsapp y me he puesto descompuesto. Alonso Céspedes es un gran amigo mío y me alegro mucho que haya sido el repartidor de tanta fortuna».

En el centro de Konecta corrían los mensajes como la pólvora para avisar a amigos y familiares del pellizco del Gordo. Las redes sociales como Twitter o Facebook, en sus cuentas más localistas, ardieron durante varias horas con las noticias que iban llegando y que daban pie a llamadas y mensajes de felicitaciones a los agraciados. Fueron muchos los que a mediodía de ayer aparcaron sus tareas laborales, con permisos de superiores, y se marcharon a celebrarlo durante todo el día.

Como curiosidad, uno de los premiados, Antonio Marín, también rascó otro botín al contar con un décimo que tenía la terminación de las tres últimas cifras del Gordo. Y, para postre, el mismo número le había servido para llevarse una cesta de Navidad. Eso si que es suerte.