Desafiando al viento y las amenazas de lluvia, salió san Marcos de la iglesia de San Roque puntual a su cita para hacer junto a sus vecinos el tradicional camino de regreso a su ermita. Los que dudaron por el tiempo, se lo perdieron. Un año más, el santo hizo ayer su itinerario habitual acompañado de varios centenares de romeros que, bien abrigados, decidieron hacer la jira desafiando a la climatología. Cierto es que el tiempo hizo cambiar a muchos otros de opinión que prefirieron ir directos al campo o, incluso, salir fuera de la ciudad, por lo que hubo una afluencia menor de personas que se notó durante todo el día.

El camino se hizo como siempre, rodeado de buen ambiente, pañuelos rojos, caballos y cánticos populares. En mitad de los caminos, vecinos de chalet sacaron dulces, licores, aguardiente y algún que otro vino.

La tradicional jira sirve para unir y son muchas las familias que en Almendralejo deciden hacer juntas este camino. En mitad del mismo, hasta por dos veces amenazó con romper el cielo a base de agua, momento en el que a san Marcos le pusieron un simbólico chubasquero, aunque apenas se mojó.

Con el paso de las horas, el mal tiempo fue desapareciendo para dejar una tarde soleada y muchas carrozas y tractores instalados en pleno campo. san Marcos, pese a las adversidades, sigue perdurando.