No hay gloria sin sufrimiento. Que se lo digan a Pedro Hierro, el joven almendralejense que logró su particular hazaña de recorrer a pie los 800 kilómetros que separan Almendralejo de Santiago de Compostela en 23 días por una buena causa: lograr fondos para los enfermos que trata la asociación oncológica Tierra de Barros. Lo ha conseguido bajo unas condiciones climatológicas de extremo calor, con etapas que llegaron a alcanzar los 46 kilómetros y ante las adversidades logísticas y físicas que una aventura así suele traer consigo.

Pedro partió el 1 de julio de la puerta de su casa en Almendralejo rumbo a Santiago. Caminó en soledad durante su trayecto por Extremadura y no fue hasta Salamanca donde encontró su primer gran amigo peregrino en el viaje: Antonio, de Venezuela.

«Ha marcado mi viaje y gracias a él creo que también lo he podido lograr», dice Pedro. De 63 años, Antonio tiene experiencias y le ayudó a saber marcar los pasos en las etapas.

Y es que dos días antes, Pedro se vio incomunicado al subir el pico de la Dueña, a más de 1.300 metros de altura. «Me quedé sin agua, sin cobertura de móvil y de mapas y lejos de San Pedro de Rozados, donde tenía que llegar. Caminé como pudo hasta un pueblo llamado Navallegas, donde llamé a la puerta de una casa y una mujer me socorrió con agua y alimentos». Fue, sin duda, su momento más duro.

Paró en Salamanca, tuvo que darse una sesión de fisioterapia, y continuar. Más adelante, también encontraría a Olivier, un francés con el que también terminó conectando.

La llegada a Santiago «es emocionante. No se puede explicar con palabras». Un final feliz que, además, contiene más de 1.000 euros donados para los enfermos de cáncer.