Que no te cuenten que hay imposibles. Que no es verdad. Y si no es así, que lo se lo pregunten a Pedro, Laura, Diego, Rocío, Montevirgen, Carlos, Miguel, Juan Félix, Pablo y Mari Carmen. Ellos se han convertido en los superhéroes de Tán-Gram y han demostrado que las barreras que te pone la vida se pueden saltar y superar a base de coraje, constancia y esfuerzo.

Ellos son los diez integrantes de esta asociación, que trabaja con personas con discapacidad funcional desde 2012, que se han atrevido a realizar el Camino de Santiago de manera adaptada. Lo han hecho arropados por familiares y voluntarios que han colaborado en lograr esta proeza.

Dos de ellos, Laura y Pedro, están en silla de ruedas, pero también lo han completado. Para ello, la asociación desplazó cuatro carros de fuego que familiares y voluntarios fueron tirando por tierra salvando piedras y agua. «La cosa no ha sido fácil. Hemos atravesado caminos empedrados, arroyos y muchas dificultades, pero ha valido la pena», decía José, uno de los voluntarios.

El grupo, compuesto por 39 personas, completó 54 kilómetros en cinco días. Desde Artúa hasta Santiago, donde los abrazos y lágrimas se fundieron entre todos. La alegría en los rostros de los chavales supera cualquier triunfo individual. Es una victoria de vida, de fe y, sobre todo, de no rendirse jamás.