No eres de Almendralejo si no has tomado, en alguna ocasión de tu vida, una copa con tranquilidad entre amigos en el bar Concha Velasco. Este referente de la movida almendralejense, situado en mitad de la calle Luna, cumple durante el presente mes 25 años. Un cuarto de siglo de aventuras, fantasías, sentimientos y fuertes emociones con una música para oídos privilegiados y un ambiente en el que el buen rollo ha sido siempre una tónica predominante.

El famoso ‘Concha’ ha sido para varias generaciones un lugar de encuentro y diversión donde la familiaridad y fidelidad de la clientela estaba por encima de todo. Durante 25 años se ha mantenido en pie con un sello propio, un estilo alternativo y una filosofía que ha sabido luchar contra las salas y discotecas más comerciales que abrían y cerraban prácticamente cada año. Buena culpa de ello la tiene Emilio Arias, uno de los cuatro fundadores de esta sala y el único superviviente y propietario de la misma. Un hombre que casi ha vivido más tiempo de noche que de día, pero siempre con una gestión impecable para mantener al ‘Concha’ en un lugar destacado. «La clave es ser constante, serio y saber aguantar las épocas malas, que también las hay. Y la gestión. Fundamental», señala.

Historia

Fue en marzo de 1994 cuando el Concha Velasco abriría sus puertas por primera vez. Su ubicación era más que curiosa. Para entrar, había que cruzar primero otro pub (El Jato) y tras el patio, estaba la discoteca. Era la calle Cometa. Por entonces, Emilio tenía solo 22 años, pero se quedó prendido de una conversación de unos amigos suyos que querían fundar un bar. «Al principio lo descarté porque sabía que mi padre no me dejaría. Luego entré de rebote. Cuando estaban en obras, me lo propusieron de nuevo y me lancé al barro», explica Emilio, que fue uno de sus fundadores junto a Carlos Muñoz, Mario Gragera y Antonio Vega. «Cada uno venía de un estilo musical. A mí me gustaba el heavy. Carlos era más de la música punky. A Mario le molaba la música mof, mientras que a Antonio Vega le iba más el jazz. El Concha nació de esa necesidad de poder escuchar otro tipo de música que antes era imposible en otras salas y discotecas de Almendralejo. Y, desde el principio, tuvimos un tirón brutal», recuerda contento.

Pero el mundo de la noche es, posiblemente, el más sacrificado para compatibilizarlo con una vida «teóricamente normal». El primer socio se marchó al primer año. Y cuatro años después, ya solo quedaba Emilio.

El cambio

Su momento más duro llegó en 2006, «cuando el propietario prácticamente me echó del local casi sin saber por qué. Ahí quise abandonar». Fue su amigo Alfonso García, que trabajaba con él en el sector del aceite, el que le hizo ver que había cumplido el sueño de muchos. «En mes y medio cambié todo el local al nuevo de la calle Luna. Todo a mano. Fue un triunfo. De las mejores decisiones de mi vida». Y el ‘Concha’ continuó.

A este coqueto bar de música alternativa y variada acuden cientos de jóvenes cada fin de semana. Por su sala han pasado generaciones y generaciones. «Hay padres que ahora me cuentan que sus hijos están todos los sábados en el Concha. Son padres que fueron clientes y que vivieron noches épicas aquí. Es para estar orgullosos», afirma.

Más de 60 camareros, cientos de conciertos y cientos de fiestas en una discoteca «donde apenas existió nunca una pelea. Aquí siempre hubo buen rollo».

Para celebrar estos 25 años, el Concha Velasco ha organizado una fiesta especial el sábado 23 de marzo. Desde las dos de la tarde, habrá paella y caldereta gratis para todos los asistentes y, a partir de las 17.30 horas, habrá conciertos dentro de la sala. El plato fuerte llegará a las 23.30 horas con el concierto de Burning, la banda que introdujo el rock and roll en España y que están de despedida tras 45 años.

El Concha Velasco, una sala en la que todos hemos enloquecido en alguna ocasión, se poner guapa por sus 25 años.