El ciclista profesional Xavi Tondo (Movistar), de 32 años, fue ayer a cerrar la puerta del garaje del apartamento que había alquilado en Sierra Nevada antes de salir a entrenar y quedó aprisionado entre el coche y el portón del aparcamiento.

El fallecimiento de Tondo, considerado ahora junto a Joaquim Purito Rodríguez, como la esencia del ciclismo catalán, ha sido en apenas dos semanas la segunda trágica noticia que ha sacudido a un ciclismo, maltrecho por las desdichas y obligado una y otra vez a dejar en un segundo plano las gestas que lo han convertido en un deporte de reseña. El 9 de mayo, el corredor belga Wouter Weylandts perdió la vida en un descenso del Giro (carrera que ayer se sobrecogió por la desgracia de Tondo en la segunda jornada de descanso). Tondo se preparaba con toda la ilusión imaginable para debutar en el Tour, para hacer cosas grandes en la mejor carrera del planeta, para intentar acabar entre los cinco primeros de la general. Y estaba preparado para ello. Era este año el jefe de filas del Movistar, el principal equipo español, la firma telefónica que ha querido desafiar la crisis apostando por las bicis.

Hoy, a las 12, se guardará un minuto de silencio en la plaza de Valls, la localidad tarraconense de la que era originario.