A lo largo de este 2016 se cumplen 35 años de vida de la Asociación de Amas de Casa Nuestra Señora de la Piedad, un colectivo que ha sido partícipe en muchos aspectos de la vida social de Almendralejo y que para celebrar esta fecha redonda proyecta un conjunto de actividades. Dicen que se hacen mayor, pero en el espíritu de sus integrantes emerge una tercera juventud con ganas de seguir haciendo cosas. Un ejemplo muy ilustrativo lo representa su presidenta, Toni Calvo. Lleva 33 años al frente y ha vivido y experimentado en primera persona todos los cambios a los que ha tenido que enfrentarse el colectivo. La asociación nació en 1981 con Lola Guerrero como presidenta. En 1983, Toni le relevó y desde entonces ha compartido todos los cambios de la sociedad. Cuenta con más de 300 asociadas y, aunque la media de edad supera los 50 años, captar a las jóvenes sigue siendo la asignatura pendiente.

--¿Imaginaba durar tantos años al frente de la asociación?

--Para nada. Ni que la asociación durase tanto ni yo al frente de ella. Tuvimos que renovar los estatutos porque en un principio el máximo era de dos mandatos. No obstante, a la hora del relevo nadie daba un paso al frente y como aquí no se maneja dinero y es un trabajo altruista, tampoco puedes obligar a nadie. Tuvimos que reformarlos para no cortar la actividad.

--¿Qué habéis preparado para este aniversario?

--Lo más importante es que seguimos con nuestras actividades. Tenemos talleres de lunes a jueves con pintura, costura, manualidades o lecturas. Recientemente hemos finalizado un taller para el pintado del manto de la Virgen y una de las grandes novedades será recuperar el concurso literario Cuéntanos tú sueño y te ayudamos a conseguirlo. Era un certamen simpático en el que cada integrante contaba una historia y la asociación trataba de hacerla realidad. Muchas hemos cumplido ese simpático sueño. El mío fue ser alcaldesa, al menos por un día. Y me cedieron el bastón de alcaldía para una procesión de la Virgen. Ha habido historias muy bonitas.

--¿Y los viajes?

--Por supuesto, que no falten. Recientemente hemos viajado hasta A Rúa y nos hemos hermanado con la asociación de amas de casa local. El pasado año estuvimos en La Mancha por nuestro programa de lectura de El Quijote . También recuerdo viajes muy bonitos a Madrid o Lisboa. Hemos viajado mucho, realizado bastantes intercambios y nos ha servido para culturizarnos mucho más.

--¿Alguna actividad que recuerde con cariño?

--Sí, una muy especial que iniciamos en 1994. Se llamaba Conocer Almendralejo. Salíamos todos los jueves de la asociación y nos íbamos a una barriada para conocerla a fondo. Sus calles, sus vecinos, sus rincones, todas sus peculiaridades. También lo hicimos con empresas y asociaciones. Fue muy gratificante.

--¿Cómo han vivido las amas de casa la revolución de la mujer en la sociedad?

--Nos hemos tenido que reciclar muchísimo. El ama de casa antes era muy conservadora. La casa y los hijos. Pero con el tiempo nos dimos cuenta que teníamos que abrir mundo y darle a nuestros hijos algo que nosotros no pudimos tener como el acceso a unos estudios, una formación y poder ser partícipes de los cambios en la sociedad. Posiblemente la sociedad nos deba mucho a nuestra generación y nunca pueda reconocérnoslo. Hemos sido lanzaderas para que muchas mujeres hoy en día se hayan tirado también a la política.

--La media de edad de la asociación supera los 50 años. ¿Es un colectivo en peligro de extinción?

--Puede que sea así. Posiblemente seamos los últimos eslabones de la cadena. No tenemos a nadie de menos de 30 años y ahora el objetivo es enganchar a nuestras hijas, aunque sea con chantaje emocional. Creo que podrían aprender muchas cosas, aunque tengan roles mentales diferentes.

--¿Tendrían cabida hoy en día los hombres en una asociación así?

Puede que sí. Nunca nos lo habíamos planteado. Nunca hubo un hombre en nuestra asociación porque antes era algo casi impensable. Los tiempos cambian y los hombres también han empezado a hacer cosas que solo hacían las mujeres. Nunca hubiera imaginado yo, por ejemplo, ver a mi hijo cambiar los pañales a mi nieto. Y mira ahora.

--¿El término ama de casa está denostado en la sociedad?

--Está mal publicitado. En muchos anuncios siempre somos las típicas marías o marujas, con todos los vicios. Pero nadie habla de lo que hemos aportado a esta sociedad. Somos cuidadoras, enfermeras cuando es necesario, economistas sin carrera y hemos prestado unos servicios a la sociedad que no están pagados. Somos parte del producto interior bruto que genera el país, pero sin compensaciones económicas.

--¿Qué ha sido la asociación para su vida?

--Pues imagínase. Me ha enriquecido mucho. El pasado mes de enero, cuando tocaba la renovación, creí que ya tocaba dejarlo. Sin embargo, pensé que estoy en un momento de mi vida en el que necesito a la asociación, aunque entiendo que pronto sea necesario que entre savia nueva, para facilitar el recambio.