A nueve mil kilómetros de la capital de Tierra de Barros, en una ciudad al norte de Perú llamada Chapapoyas, la vida se presenta muy distinta. Totalmente diferente, que diría Martín Bermejo, presidente de Despierta Almendralejo. Esta oenegé se ha propuesto un objetivo: conseguir que los niños y jóvenes de nuestra sociedad se mentalicen de que las circunstancias en las que viven habitualmente no son las que un niño cualquiera pueda experimentar en otras partes del planeta, sino más bien una vida de privilegiados. "Para ello, es necesario que despierten", asegura Martín. Y la manera que plantea para que lo hagan es con un proyecto de concienciación solidario y recuperación de valores perdidos, un plan ambicioso que ya está en marcha.

La idea de Despierta Almendralejo es organizar un viaje a Perú con jóvenes de entre 18 y 25 años, dentro de una misión solidaria que dure aproximadamente un mes. Allí se encontrarán con una sociedad donde no existe el teléfono móvil, la electricidad, el agua corriente o la televisión. Chapapoyas está a 4.000 metros de altura, carente de recursos básicos. Según Bermejo, un mes allí le sirve a cualquiera para apreciar y valorar el inmenso privilegio de vivir en nuestra sociedad. "Estamos acostumbrados a darle a un botón y que salga agua o se encienda una luz. Un día no nos funciona internet y ponemos diez reclamaciones. El transporte público, la justicia o la seguridad ciudadana son conceptos utópicos en otras partes del mundo. Y aquí, los jóvenes, esas cosas no las valoran", puntualiza.

Según el representante de esta ONG, "queremos que se den cuenta de lo que es verdaderamente sentirse felices sin necesidad de tantos vicios. Allí no existe la depresión o el mal estado de humor. La felicidad está en otros detalles". Bermejo deja claro que su cometido no es criticar el estado del bienestar en el que vivimos, "más bien lo que buscamos es una desinstalación de necesidades". El proyecto pretende contar con una repercusión importante y, para ello, viajará un equipo de dos cámaras que filmará una especie de reality show. El vídeo sería luego mostrado en asociaciones, colegios y centros educativos para que los niños y jóvenes tomen conciencia de este modo de vida.

Además, Martín medita la posibilidad de hacer un casting para seleccionar a los viajantes. "Me gustaría que fueran personas a las que, además de apetercerles experimentar este programa, podamos ayudar". Cree que sería muy positivo para aquellos con problemas derivados de las drogas, la depresión o el consumismo. Todo, claro está, si se consigue la financiación.

Este proyecto de viajar al corazón de Perú nace de uno de los objetivos transversales de la ONG: "despertar a niños y jóvenes para que entiendan que su comportamiento y actitud no es beneficioso para ellos. De ahí el nombre de la ONG". Transmite la idea de que la vida no solo es tecnología y comodidades, sino que existen otras fórmulas más sanas y éticas de disfrutar, así como de poder pasarlo bien con los demás. "Los niños de hoy no conocen las problemáticas reales que azotan la vida de millones de personas en el mundo. Desde esta asociación no queremos seguir ocultándolo, más bien mostrarles la cruda realidad para que tomen conciencia", dice.