Nos ha costado Dios y mucha ayuda para hacer olvidar al pueblo y a las autoridades norteamericanas el desprecio a su símbolo más querido, la bandera, por parte del Sr. Zapatero. Por fin, después de siete años, ha sido recibido con todos los honores en la Casa Blanca. De allí partió al Oriente Medio y -gato escaldado del agua fría huye- no ha dudado en calzarse los patucos de plástico para que sus zapatos no profanasen la Mezquita visitada ni en poner sobre su cabeza la Kipa israelí para poder entrar en el Museo del Holocausto que, para los judíos, es un lugar sagrado.

Amante de la "Alianza de Civilizaciones" ha respetado y usado convenientemente los símbolos de ambas religiones. Muy bien hecho. El viaje presidencial concluyó en Madrid en plena conmemoración del primer centenario de la Federación Española de Fútbol. El Presidente del Gobierno asistió a los actos programados y fue invitado a lanzar un penalti contra la portería defendida por el multi-internacional Iker Casillas que, impecablemente vestido, ni se movió para que el balón llegara hasta la red. Al fondo de la escena aparecía un Crucifijo -visible para los televidentes- que había presidido un acto religioso previo. Algún asesor presidencial, no sé cuál de los más de seiscientos que tiene Moncloa, aconsejó eliminar en las fotos dicho símbolo religioso cristiano. Periódicos del día siguiente publicaron la foto sin el CRUCIFIJO censurando así la realidad de los hechos. ¿Respeto para los símbolos religiosos musulmanes y judíos y silencio, olvido o desprecio para los cristianos? Si esto es alianza de Civilizaciones, que venga Dios y lo vea.