Si nos está mirando desde el cielo, tendrá una sonrisa feliz eterna. Su nombre ya está grabado a fuego entre los almendralejenses y luce en lo más alto del principal pabellón del polideportivo municipal, algo que a buen seguro le hará una ilusión tremenda. El pabellón Extremadura pasa a llamarse pabellón Extremadura Viti García Rubiales, en honor a esta mujer apasionada del deporte, profesional de la docencia y siempre adelantada a los tiempos presumiendo de Almendralejo por cada rincón que visitaba.

Familiares, amigos, representantes del mundo de la política, el deporte y la docencia acudieron al homenaje a Viti, fallecida en enero del 2019 a los 71 años, y al descubrimiento de la placa que llevará por siempre su nombre en el citado pabellón. «Estaremos eternamente agradecidos por toda la fuerza y felicidad que Viti nos aporto. De ella siempre me quedaría con sus tres pasiones: la familia, su profesión de docente y su amor por el deporte y Almendralejo. Las tres fueron ejercidas y compatibilizadas sin que ninguna se resintiera por la otra. A las tres, Viti, supo dedicarle su tiempo y con las tres, Viti, fue inmensamente feliz», confesó su marido, Eloy Soriano, muy emocionado con este gesto junto a su hija María.

Además de su nombre en el cartel, el pabellón Extremadura Viti García Rubiales contará con una placa que lleva grabada el rostro de Viti y una frase que reza: «El pueblo de Almendralejo, en agradecimiento a su labor docente, deportiva y humana en la ciudad».

Pasional

Viti García Rubiales se fue de este mundo por una maldita enfermedad, pero su impronta, recuerdo y huella será imborrable para Almendralejo. Nació en el seno de una familia dedicada a la docencia en distintas generaciones y esa pasión la llevó por bandera durante toda su vida.

Francisco Zarandieta, en una completa semblanza realizada sobre la vida y obra de Viti, cuenta que consiguió el título de Instructora Provincial de Educación Física en la Escuela Superior de San Fernando de Cádiz en 1965. Seguidamente, comenzó a desarrollar su actividad como profesora de Educación Física en Santo Ángel. En sus inicios también impartió docencia en la sección mixta del Instituto Santa Eulalia de Mérida y en el Nacional de Enseñanza Media Carolina Coronado.

Tras varios destinos y centros, pasó al instituto Santiago Apóstol, donde impartió clases hasta su jubilación en 2008 y tras 42 años de docencia profesional.

Su pasión, mezclada entre la docencia y el deporte, no quedó ahí. Durante su trayectoria completó su formación con innumerables cursos de perfeccionamiento en atletismo, psicomotricidad, gimnasia rítmica o técnicas de expresión corporal, entre otros. Explica Zarandieta que «toda su docencia estuvo basada en un gran sentido del deber, exigencia y flexibilidad, disciplina y comprensión; actitudes propias de quien es capaz de ejercer el liderazgo porque tiene autoridad».

En su otro pico de felicidad, el deporte, también fue una triunfadora. Las carreras por el pueblo con su pantalón corto... Para muchos una rareza en aquellos tiempos, una rareza que hoy es una normalidad absoluta en las mujeres. Por eso aquello de ser «una adelantada en su tiempo», señala Zarandieta.

Balonmano, baloncesto, gimnasia, atletismo o voleibol fueron algunas de las disciplinas que marcaron su vida deportiva. Desde 1981 fue monitora nacional de atletismo y, desde 1986, entrenadora nacional de baloncesto. Ganó premios y torneos, pero fue el Comité Olímpico Español el que reconoció su valía premiándola con una asistencia becada a las Olimpiadas de Munich 1972.

También fue pionera en el folclore extremeño, siendo una de las fundadoras del grupo de coros y danzas, hoy asociación Tierra de Barros.

Ha recibido muchos reconocimientos y distinciones y, muy posiblemente, todos se queden cortos. Su nombre ya luce alto en el polideportivo que tantas veces la vio entrenar. Lo merece alguien que ha hecho grande con su trabajo y pasión al pueblo de Almendralejo.