Celebramos hoy la Encarnación del Hijo de Dios. No estaba contento de haber creado al hombre a su imagen y semejanza. El gran amor que siente Dios por él, le hace dar un nuevo paso: quiere hacerse semejante al hombre, igual al hombre, hombre perfecto. Lo imposible se torna posible: el eterno, el sin principio, llega a ser tan igual al hombre que tiene, como él, una madre, María de Nazaret, de la que recibe su vida humana. Cobra así no sólo el ser humano, sino la humanidad entera, una dignidad casi divina. La Iglesia en España ha dedicado este día a cantar a la vida. Y a gritar, mañana, por los cuatro puntos cardinales de "la piel de toro", ¡VIVA LA VIDA! El lema de la campaña es Siempre hay una razón para vivir y no es pequeña, que digamos, ésta de compartir la vida nada menos que con el mismo Dios. La intención de la jornada, además, es ofrecer esperanza cristiana en una situación en la que parece que se va imponiendo una mentalidad que lleva a no apreciar la grandeza y la belleza de cada vida humana, amada eternamente por Dios. Nos recuerdan nuestros Obispos que "existe una razón para vivir porque se nos ha ofrecido un amor mayor que nosotros mismos, que nos permite construir nuestra historia personal y que nos salva, dándonos la posibilidad de realizar plenamente nuestra vida en el amor siendo sus hijos, aunque esté marcada por el dolor". La dignidad de la vida permanece inalterable, desde su concepción hasta su término natural, sean cuales sean sus fases y sus circunstancias. Unámonos a las manifestaciones que mañana recorrerán más de 50 poblaciones de España, comprometiéndonos a defender la vida.