El 6 de noviembre, la nueva parroquia de Cerro de Reyes celebraba una misa en recuerdo de las víctimas de la riada ocurrida en 1997, que se cobró 21 muertos y una mujer desaparecida. Pero no todo se quedó en el recuerdo. La polémica estaba de fondo. Por un lado, la presidenta de la asociación de vecinos de Cerro de Reyes manifestaba su "sentimiento de abandono del barrio" por el ayuntamiento, y por otro, la Asociación de Damnificados criticaba que "todo se ha hecho mal desde los cimientos".

Los primeros reclamaban al consistorio el derribo de las casas de los vecinos realojados y el inicio de las obras en los arroyos Rivillas y Calamón a la Confederación Hidrográfica del Guadiana, así como consideraba que "la Junta ya ha hecho lo que tenía que hacer". Y los segundos culpaban a ésta de todos los males.

POLEMICA

Por otro lado, el ayuntamiento reclamaba a la Junta que participe en el proceso de expropiaciones, mientras ésta señalaba que había cumplido ya su responsabilidad. Mes y medio después, el presidente del Gobierno, dos ministros y otras autoridades recordaban a las víctimas de la riada, mientras el ministro de Medio Ambiente anunciaba su disposición a colaborar para acabar con los problemas pendientes.

El alcalde escribió al presidente de la Junta en este sentido, y consejero Corominas insistió en que las expropiaciones competen al ayuntamiento. Finalmente, celdrán se comprometió a buscar fondos para acabar con el problema, aunque "sea endeudando al ayuntamiento".