Agonizaba el 2 de junio. Mediada la segunda parte del segundo partido de la liguilla de ascenso, el Cacereño estaba poco menos que noqueado. Perdía por 1-2 en su estadio frente al Málaga B y el resultado le dejaba prácticamente fuera de cualquier opción de regresar a Segunda B, porque ya había perdido en la primera jornada frente al Quintanar. No obstante, dos penaltis señalados a favor --el último, en el minuto 94 de juego-- dieron la vuelta al tanteo (3-2) y el equipo de Cáceres tomaba un oxígeno que, fundamentado en otro triunfo la semana siguiente en un encuentro de ambiente infernal en Málaga, también en el descuento (1-2), les acabaría dando el ascenso. La imagen ilustra lo sufrido de este tipo de competiciones, a las que sin embargo los extremeños parecen haberle cogido el punto en los últimos años. El Moralo logró idéntico éxito que el equipo de la capital, aunque sin tantos agobios, lo que hacía que nada menos que media docena de clubs extremeños fuesen a disputar la Segunda B 2002-03.

La permanencia de Mérida --que llegó a aspirar al ascenso a Segunda en liguilla--, Jerez --meritorio sexto puesto final, con muchas jornadas entre los mejores-- y Díter --digno regreso a la categoría-- y el descenso del Extremadura hacían que la división de bronce se tiñese más que nunca de extremeñidad. Casi un tercio de los equipos del actual grupo IV proceden de la comunidad autónoma, por lo que en estos últimos meses ha sido ciertamente habitual que se enfrenten entre ellos, protagonizando encarnizados pero deportivos derbis.

DISTINTOS CAMINOS

Al Cacereño la urgencia histórica no le pudo esta vez. Había encomendado su operación retorno a Angel Marcos, que cumplió con la contundencia habitual en marcas goleadoras y de victorias liderado por Enrique, un voraz delantero de Azuaga que completó una temporada redonda. Sin embargo, en una decisión nunca aclarada lo suficiente, se decidió que Marcos no continuase en la nueva aventura en Segunda B y tras las fallidas contrataciones de Bordalás --apenas duró una semana como entrenador-- y Juanma Generelo --cuatro partidos--, el mando se le encomendó a Ismael Díaz, un entrenador que apuesta por el buen fútbol. De momento no le está saliendo mal, ya que el equipo se halla en la zona alta de la clasificación.

Lo mismo pasa con Extremadura y Mérida, que también están mirando más hacia arriba que hacia abajo. Los emeritenses apostaron por alguien de la casa, Mateo Prieto, en el lugar de Paco Miranda, que había completado un digno trabajo. Sin embargo, el fútbol parece que continúa gafado en la capital autonómica y nuevos problemas económicos parecen acecharle.

Quizás un peldaño por debajo se encuentren los otros tres representantes extremeños en Segunda B. Llama la atención la eterna solidez del Jerez, que con equipos sumamente limitados en presupuesto siempre completa temporadas de mérito. Tras su buena campaña 2001-2002, buena parte de sus bases se fueron lejos en verano, pero su cuerpo técnico ha tenido la suficiente habilidad para completar otro vestuario competitivo y ante el que siempre hay que sudar mucho para hacerle un gol.

La misma senda les gustaría seguir a otras entidades de localidades de similar tamaño, el Moralo y el Díter Zafra. Los del Campo Arañuelo han apostado por la continuidad y se hace difícil no ver a Miguel Angel Iglesias ocupando su banquillo, mientras que en tierras segedanas se han vivido tiempos más convulsos. La directiva encomendó a Gudi la construcción del nuevo proyecto tras acabar en una posición aceptable con Moreno Rosillo, pero nada salió bien en el inicio de la presente campaña y tuvo que ceder su puesto al propio Marcos, que intenta el reflote a marchas forzadas.

LA TERCERA

En el grupo XIV la situación sigue algo paralizada. Es una sima de la que clubs de pedigrí como el Villanovense, el Don Benito o el Plasencia intentan salir lo antes posible para unirse a la armada extremeña de Segunda B. La gran sorpresa está siendo el Cerro de Reyes, el equipo de la barriada pacense que aparece como gran dominador de los primeros meses de competición. Pero, como ya sabe el Cacereño, estas cosas se resuelven en junio.