La presidenta de Argentina, Cristina Fernández, ha llegado ya a la Casa Rosada, sede del Gobierno, para presidir los funerales de Estado de su marido, el expresidente Néstor Kirchner. La mandataria ha llegado, procedente de su residencia oficial de Olivos, una hora después de que se abriera la capilla ardiente, en el Salón de los Patriotas Latinoamericanos. Vestida con un traje negro, gafas oscuras --que no se ha quitado-- y un bolso negro, la viuda ha recorrido con rapidez la distancia entre el vehículo oficial y la Casa Rosada para dirigirse a la capilla ardiente. Allí ha estado arropada en todo momento por sus hijos, Máximo y Florencia.

Desde el momento en que ha quedado abierta la capilla ardiente, miles de argentinos han empezado a desfilar para dar su último adiós al expresidente. Las primeras imágenes de la televisión pública han mostrado a Alicia Kirchner, ministra de Desarrollo Social y hermana del exmandatario, junto a otros miembros del gobierno, gobernadores y dirigentes gremiales y de organizaciones humanitarias acompañando al féretro. Aplausos y gritos de "Néstor, Néstor", "Néstor no se murió, Néstor vive en el pueblo" y "Vamos Cristina" han roto el silencio de la sala tras la entrada de los primeros ciudadanos.

Condolencias de jefes de Estado

En la Sala de los Patriotas Latinoamericanos Cristina Fernández presidirá los funerales de Estado. En otra habitación habilitada a tal efecto en la sede del Gobierno, la presidenta recibirá las condolencias de los jefes de Estado y de Gobierno que han viajado a Buenos Aires para asistir a los funerales del expresidente y secretario general de la Unasur. El primero en llegar ha sido el mandatario boliviano, Evo Morales, seguido del ecuatoriano Rafael Correa, y del uruguayo José Mujica. En las próximas horas se espera la llegada de los jefes de Estado de Chile, Sebastián Piñera, Juan Manuel Santos (Colombia), Fernando Lugo (Paraguay), Hugo Chávez (Venezuela) y el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.

Aunque aún no hay confirmación oficial, medios locales apuntan que el funeral de Estado concluirá mañana y los restos del expresidente serán trasladados de inmediato a su ciudad natal, Río Gallegos, para recibir sepultura en el panteón familiar.

45 minutos de reanimación

El expresidente argentino (2003-2007) falleció ayer miércoles de un paro cardiaco en la sureña localidad de El Calafate, unos 2.600 kilómetros al suroeste de Buenos Aires, donde descansaba junto con su esposa y sucesora en la presidencia, Cristina Fernández. Según publica hoy la prensa local, los médicos que atendieron de urgencia a Kirchner intentaron reanimarlo durante 45 minutos. El expresidente, de 60 años, estaba en su residencia de descanso de El Calafate cuando sufrió un infarto masivo.

A pesar de que el Gobierno no ha divulgado ninguna versión oficial sobre las circunstancias en que se produjo la muerte, medios locales han revelado algunos detalles sobre las últimas horas de Kirchner. Según coinciden distintas versiones, el matrimonio presidencial cenó en su residencia de El Calafate con un grupo de amigos y se retiró a descansar. Al parecer, a primera hora de la mañana, Kirchner se sintió mal y su esposa llamó a una ambulancia, que llegó de inmediata y trasladó al exmandatario al Hospital José Formenti. Allí llegó con signos vitales "muy débiles". Según Clarín, los médicos intentaron reanimarlo con un desfibrilador y establecieron contacto telefónico con el médico presidencial, Luis Buonomo, que se encontraba en Buenos Aires, pero desistieron después de 45 minutos de maniobras de resucitación. El parte firmado por Luis Buonomo aseguró que Kirchner murió de un "paro cardiorrespiratorio no traumático que no respondió a las maniobras de resucitación básica y avanzada".

La presidenta ordenó entonces que el cuerpo de su esposo fuera llevado a la residencia familiar para esperar la llegada de sus hijos, Máximo y Florencia -que viajó desde Estados Unidos- y celebrar una ceremonia íntima de despedida para quien fue su esposo durante los últimos 35 años. El expresidente había sufrido este año dos episodios muy delicados de dolencias de corazón.