El cacereño Jesús Castañar --más conocido por Chuchi --, natural de Villanueva de la Vera, fue uno de los españoles que se unió a la caravana internacional de escudos humanos que intentaban detener los bombardeos sobre Irak. Las trabas impuestas por el Gobierno iraquí y la dificultad de obtener un visado le dejaron a las puertas de su objetivo, en la frontera con Jordania.

¿Qué fue lo que pasó en Jordania?

--Llegamos a Jordania y tuvimos que alojarnos en un hotel que era el punto de encuentro de los escudos humanos llegados desde todas las partes del mundo. Allí, una organización humanitaria tenía que encargarse de conseguirnos los visados para poder entrar en Irak, pero las cosas se pusieron difíciles y las autoridades nos negaron los visados, primero a los españoles, luego a los británicos y estadounidenses.

Pero se supone que los escudos humanos podrían ser beneficiosos para el Gobierno iraquí...

--Al principio las autoridades iraquís daban bastantes facilidades, se organizaban visitas y viajes a los lugares en los que en un principio estarían los escudos humanos, pero luego dijeron que los escudos debían estar en puntos concretos, una refinería, dos centrales hidroeléctricas y una potabilizadora y eso suponía coartar la libertad de todos los que se habían desplazado hasta allí.

A pesar de ello, algunos decidieron quedarse.

--El objetivo era proteger instalaciones civiles y no ha podido ser. Todos los que han decidido quedarse están bajo las órdenes del Gobierno iraquí. El 80% nos fuimos y el resto decidió que su misión era permanecer allí con el objetivo de parar la guerra, eran unas 30 personas. Estamos preocupados porque desde que se iniciaron los bombardeos no sabemos nada de ellos, las comunicaciones son difíciles.

¿No se ha decepcionado con todo lo que ha ocurrido?

--Ha sido una decepción para todos el no poder entrar en Irak. Hay que reconocer que se trataba de la primera experiencia de este tipo que se llevaba a cabo en una guerra. Quizás para una próxima ocasión en vez de 2.000 seamos 10.000 personas, entonces tendremos mucho que decir. Creo que si se hubieran logrado los visados se podría haber conseguido el objetivo, pero parece que a alguien no le interesaba que hubiera escudos humanos. Durante los diez días que pasamos en el hotel intentamos buscar visados por nuestra cuenta, pero fue imposible. Algunos sí que consiguieron visados turísticos con los que pudieron entrar.

¿Se ven las cosas de diferente forma desde allí?

--Sí, claro, la percepción de todo lo que pasa es muy diferente. No teníamos a penas información y lo que sabíamos era lo que veíamos a través de la BBC en la televisión del hotel.

¿Sintió miedo en algún momento?

--Sí, esos días pasé mucha tensión y mucho miedo. Recuerdo que a medida que pasaban los días todo el mundo estaba más nervioso.

Pero cuando se decide actuar como escudo humano se es consciente lo que puede pasar, ¿no?

--Saber a lo que vas no te quita el miedo, el miedo te acompaña siempre, sabes a lo que te estás arriesgando.

¿Cómo reaccionaron sus familiares y amigos cuando les comunicó su deseo de ser uno de los escudos?

--Todos estaban preocupados cuando conocieron la noticia y la primera reacción fue intentar convencerme para que no fuera, pero luego lo comprendieron y he recibido mucho apoyo por parte de todos.

Y ahora, desde aquí, ¿qué piensa cuando ve por televisión los bombardeos?

--Cuando comenzaron los bombardeos pensé en los que se quedaron... yo podría haber estado allí.