El Gobierno francés optó ayer por minimizar las amenazas lanzadas por la Administración estadounidense por su oposición a la guerra contra Irak. El ministro francés de Exteriores, Dominique de Villepin, de gira por Oriente Próximo, dijo desde Ammán que Francia y EEUU son "amigos y aliados".

Interrogado sobre la amenaza de imponer sanciones formulada por su homólogo norteamericano, Colin Powell, De Villepin declaró: "No se puede sancionar la amistad ni los principios o la legalidad internacional, los principios y la legalidad que Francia ha defendido a lo largo de esta crisis". Desde la capital jordana, el ministro francés habló previamente con Powell, que al parecer le tranquilizó sobre el alcance de sus palabras y de las "consecuencias" que debería tener para Francia su hostilidad a la guerra.

LA RECONSTRUCCION

Para De Villepin, lo importante ahora "es mirar hacia el futuro para la reconstrucción de Irak". Para ello, dijo, "hará falta la movilización de la comunidad internacional". El ministro subrayó que Francia da prioridad a las necesidades humanitarias y defendió "una aproximación pragmática en el asunto de las sanciones", es decir, primero "la suspensión y posteriormente la supresión".

A pesar de los gestos de París, que incluyeron una llamada del presidente Jacques Chirac a George Bush para reanudar el diálogo, los halcones de Washington parecen decididos a mantener la presión sobre Francia.

El portavoz del Gobierno francés, Jean-Fran§ois Copé, trató de restar importancia a las amenazas que, dijo, no se corresponden con "la realidad" de las relaciones bilaterales. El Elíseo pensaba que la conversación de Chirac y Bush había aplacado a la Casa Blanca, pero la diferencia de adjetivos utilizados para definir el contacto --"positivo" según París y "profesional" según Washington-- reveló las divergencias.

El "nuevo pragmatismo" de París se plasmó el martes en el Consejo de Seguridad, donde Francia propuso la suspensión inmediata de las sanciones contra Irak, aunque se negó a aceptar el levantamiento total del embargo reclamado por Bush.

Por otra parte, y aunque Francia se cuidó de reclamar la vuelta de los inspectores de la ONU a Irak y dejó que lo hiciera Rusia, Washington sabe que París apoya también esta posición. Puede decirse pues que Chirac aguanta el tipo, a pesar de que en Francia comienzan a levantarse voces para criticar la postura del Gobierno.

Por su parte, el presidente de EEUU, George Bush, aseguró ayer que su país no tiene previsto lanzar ninguna nueva guerra. "No tengo en mente en este momento ninguna operación específica", afirmó Bush en una entrevista concedida a varios semanarios.