Dicen los expertos que enero es el peor mes del año. De hecho, el tercer lunes (otros aseguran que es el cuarto) es conocido, gracias al psicólogo Cliff Arnall, como el Blue Monday, o sea, el día más triste del año. Ideó una fórmula que se las trae, ahí la tienen en el título. Por su orden: factor climático, deudas adquiridas durante las fiestas, dinero que vas a cobrar a final de mes, tiempo transcurrido desde Navidad, el período desde el último intento fallido para dejar un mal hábito, las motivaciones que quedan y la necesidad de actuar para cambiar la vida.

Cada cual que la resuelva como pueda. Podría ser noviembre, por aquello de los difuntos u octubre, que caen las hojas de los árboles y parece una metáfora. Incluso diciembre, que todo se acaba y, además, echamos de menos las pérdidas personales. Los hay que eligen febrero, por corto. Marzo o abril, según venga el calendario, pueden ser los peores por aquello de la semana santa y su óptica religiosa, mortificaciones, vigilias, penitencias y ayunos. Hay quienes el martirio lo tienen a finales de abril o, sobre todo, en mayo, una verdadera tortura bien por las alergias o por la astenia primaveral. Los calores primeros, los de junio, matan a cualquiera y, en Badajoz, como el verano venga flamenco, no hay quien sobreviva. La verdad es que, si me pongo a ello, los peores meses, a mi modo de ver, son los de julio y agosto, todo el mundo de playa, felices, en fin, un asco.

Septiembre, con la vuelta al trabajo o al cole, tiene, también, su mal rollo. Mejor les recomiendo un libro (Un caballero en Moscú, de Amor Towles), un repaso a la filmografía de Howard Hawks y el concierto en video de Coldplay en Sao Paulo. Entre que ningún mes viene de cara y que la gente tóxica (a saber, en tipología del experto en inteligencia emocional Travis Bradberry: el chismoso, el temperamental, la víctima, el absorto en sí mismo, el envidioso, el manipulador, el retorcido, el criticón y el arrogante) se reproduce escandalosamente, hay que buscar refugio. Aunque si nos encuentra el dementor, procedente del universo de Harry Potter y que tiene la misión de robarnos el alma, ya saben, esos que ven siempre el vaso medio vacío, el fin está cerca y mejor arrancar las hojas del calendario de una vez y dedicarse a lo que realmente merece la pena.