La consejera de Sanidad, María Jesús Mejuto, manifestó ayer estar "entusiasmada" con el programa de cuidados paliativos en la Comunidad Autónoma, "una apuesta por fuerte por lo que ello representa", desde que Extremadura asumió las competencias sanitarias en el 2002.

La consejera hizo estas declaraciones en un acto celebrado en la Diputación de Badajoz con motivo del Día Mundial de los Cuidados Paliativos, en el que impartió una conferencia Lisbeth Quesd, que fue Defensora del Pueblo en su país, Costa Rica, y que reivindicó los programas de atención a pacientes terminales en el marco de los derechos humanos.

CALIDAD DE VIDA María Jesús Mejuto señaló que es "muy importante que aquellas personas que se encuentran en los últimos momentos de su vida, que tengan una vida digna, con la mejor calidad posible en una hora a la que todos tenemos que llegar y que en unos casos son más duros que en otros". En concreto, en Extremadura se atiende a unos 2.000 pacientes terminales y familiares al año --18.000 van desde que se asumieron las transferencias--.

En su opinión, el programa de cuidados paliativos se encuentra en una situación "buena, abarca todo el área y llega a todos los rincones de la Comunidad Autónoma". Las unidades ejercen su labor en los hospitales de día y existe coordinación con Atención Primaria, para llegar hasta los domicilios de los pacientes. También se presta asesoramiento psicológico y físico. Para ello se cuenta con 12 psicólogos en colaboración con la Asociación Oncológica.

Sobre la necesidad de crear una unidad específica de cuidados paliativos para niños, Mejuto señaló que en Extremadura se da un "número ínfimo" de casos y que están "trabajando en ello, con un psicólogo específico". La mayor parte de los niños se encuentran en el área de Badajoz, y se actúa con ellos en dos vertientes, a través de la Fundación Icaro y mediante un grupo especializado en atención infantil.

CUIDADOS INFANTILES Lisbeth Quesd señaló que los cuidados paliativos deben abordarse como uno más de los derechos humanos, y abogó por la atención infantil especializada, ya que los niños requieren un tratamiento diferente al de los adultos.

Quesd afirmó que se les suele tratar como si fueran "propiedad de los padres en vez de como a seres con derechos, como se recoge en la Declaración de los Derechos del Niño, pero al no ser competentes legalmente, están sometidos a la autoridad parental y de las instituciones".

Ello lleva en ocasiones a que cuando se encuentran en fase terminal sufran "lo que se llama encarnizamiento terapéutico, al no reconocerles el derecho a una muerte digna". Y explicó Quesd que ello se debe a que "los niños son una promesa. ¿Cómo entender y asimilar que un niño también tiene derecho a morirse? Por ello, sí es diferente el trato que requieren respecto de los adultos".