La Unidad de Objetos Perdidos de la Policía Local de Badajoz recibe de tres a cuatro efectos al día extraviados por los ciudadanos, son entre 1.200 y 1.300 artículos al año de media, y en torno a un millar desde enero hasta la actualidad. Esta cifra no ha parado de crecer desde hace siete años, según Angel Jiménez Roldán, encargado de la citada unidad.

De todos los objetos que llegan a la oficina de la inspección municipal, en torno a un 30% de ellos se queda en el almacén, mientras que el resto, un 70%, vuelve a manos de sus propietarios, bien porque acuden ellos mismos a buscarlos, bien porque la propia unidad localiza a los dueños, por el domicilio o por los números de teléfonos.

Normalmente, han sido las llaves los objetos más extraviados desde siempre, pero en los últimos años es el teléfono móvil el que encabeza el ránking como 'pérdida estrella', cuenta Jiménez, que lleva 15 años en el cuerpo y siete en la Unidad de Objetos Perdidos, donde trabaja con otros tres funcionarios en la oficina, que funciona en horario comercial.

Los objetos que se entregan en la oficina por los propios agentes o por ciudadanos que los encuentran en la vía pública o en lugares públicos, permanecen un tiempo en los armarios que se tienen a la vista hasta que los dueños acuden a recuperarlos; si con el tiempo no los reclama nadie, se trasladan a un almacén que se encuentran en las mismas dependencias y que hoy alberga centenares de efectos personales.

Después de los móviles, lo que más pierden los vecinos son llaves y llaveros, y son también los que menos se reclaman. Les siguen carteras, gafas y otros objetos cotidianos, como paraguas en invierno, aunque también los hay menos comunes. Angel Jiménez muestra una dentadura postiza que guarda desde hace años y que nadie la ha echado de menos, al parecer, hasta ahora.

El tipo de objetos que se suelen perder vienen a ser los mismos cada año, salvo excepciones, como el de una persona que acudió a la unidad a denunciar que había perdido un ciervo en la zona del Revellín, y que los funcionarios recuperaron después de dos horas de búsqueda y persecución. También un aparato para medir el nivel azúcar en sangre, para diabéticos, o unas muletas, cuyo dueño o ha encontrado otras, o ya no las necesita, porque allí siguen.

Jiménez explica que cuando pasan dos años y nadie ha reclamado los objetos, éstos se devuelven a quien los encontró, como en el caso de dinero, o bien se destruyen, como ocurre con los móviles y las llaves, de forma habitual en la planta de residuos los móviles, y mezclándolas con cemento o alquitrán cuando se hacen obras o se asfaltan calles. "La de Juan Carlos I está llena de llaves, de cuando de cuando se hicieron las obras", señaló Jiménez.

Si se trata de ropas de vestir o efectos reutilizables en buenas condiciones, se dan a centros benéficos, como ocurre también con las gafas.

Angel Jiménez recuerda entre las anécdotas que colecciona, además de la búsqueda del ciervo, que "una mujer encontró un sobre con un millón de pesetas tirado en el parque de San Francisco y lo entregó en la oficina; fue poco antes de entrar en el euro, porque eran pesetas. Lo sacó del banco una persona para pagar a sus empleados y lo perdió. Lo encontró una mujer de mediana edad".

En estos casos, está establecido, "por ley, que quien encuentra dinero y lo devuelve, tiene derecho a una recompensa del 10% de la cantidad hallada, si lo recupera el dueño; si no, el 100% en caso de que no aparezca el propietario".

Si lo que encuentras es un perro u otro animal, "después de denunciarlo, o lo tienes en casa, o lo entregas; si lo tienes en casa y aparece el titular, éste debe pagar los gastos de mantenimiento de los días que han cobijado al animal". Si nadie lo reclama, en 20 días, quien lo encontró puede quedárselo.

No hay un perfil del 'despistado', pues pierden sus cosas tanto hombres, como mujeres, éstas en un 80% de los casos el bolso, por sustracción; pero también niños, personas mayores y jóvenes. Estos, sobre todo móviles y llaves en las zonas de 'botellón' los fines de semana.