Detectamos que había necesidad en la sociedad de ser escuchados y tras conocer la labor del centro de escucha que los religiosos camilos tienen en Tres Cantos, Madrid, que lo abrieron hace veinte años y lo expandieron por España e Hispanoamérica, vimos que era necesario prestar ese servicio, porque todos, realmente, necesitamos se escuchados».

Así explicó José María Pérez Montero de Espinosa, secretario del Centro de Escucha San Camilo de Tres Cantos -Guadalupe, sito en José María Alcaraz y Alenda, en Badajoz, cómo iniciaron su andadura hace cinco años.

Son un grupo de personas vinculadas a la parroquia de Guadalupe comprometidas con esta tarea por el inmenso poder terapéutico que tiene la escucha «para favorecer un diálogo que permita al otro encontrar recursos para resolver sus conflictos», señaló Pérez. Y llevan a cabo este servicio gracias a un convenio con el de centro de Tres Cantos.

El grupo de voluntarios lo forman cinco mujeres y cinco hombres de distintas profesiones, formados y supervisados por dos psicólogos especialistas en counselling -Relación de ayuda- y Gestalt --traducido del alemán viene a ser «estructura»-, y una enfermera con máster en Duelo.

De entrada aclaran es que no intentan suplir la medicina ni la psicología, sino ser un «complemento para acompañar a las personas que sufren, desde un perspectiva humanista e integral, para que puedan afrontar sus dificultades y ayudarles a potenciar sus propios recursos», explicó José María Pérez. De hecho, «hay personas que tienen su tratamiento o que lo han tenido y que siguen acudiendo».

DATOS / En estos cinco años, el centro ha atendido a 475 personas con más de 600 horas de escucha; más mujeres -4,28%- que hombres -35,72%-.Por edad, el grupo más amplio es el de 50 a 59 años, seguido del de 60 a 69 y de 40 a 49. Luego, de 30 a 39 (8,9%); de 20 a 29 (5,9%) y menores de 19 (2,9%), lo mismo que mayores de 80.

La duración de la relación de ayuda varía de 1 a 41 encuentros de una hora, siendo la media de 7. La mayoría llega través de un conocido (33,8%), derivación de médico, psicólogo (15,4%), parroquias, Cáritas y otras vías. Las causas por las que llegan son por relación de pareja, (28%); duelo (20%), y le siguen relaciones familiares, o crisis existencial.

LA PERSONA ADECUADA / La necesidad que viene a satisfacer el centro «procede del sufrimiento inherente a la existencia» y al sistema de vida, que acaba «en ansiedad, aislamiento, amargura, rencor o violencia».

A veces, afirmó Pérez, «es difícil encontrar a quien te escuche, incluso dentro de la familia no es fácil dar con alguien adecuado para sacar lo que tenemos dentro y nos hace sufrir». Y puso de ejemplo a «una señora que perdió a su hijo y contaba lo que no podía expresar a su marido, en su casa, porque el duelo cada persona lo elabora a un ritmo y determinada manera. Y llega un momento en que no quiere hacer sufrir a sus seres queridos; si llora, su hijo le dice que no llores más, que la vida sigue, pero cada uno tiene su ritmo».

En este tiempo han tenido a personas que necesitaban hablar de todo tipo de problema, y raramente de suicidio, aunque «hemos tenido a alguien que lo tenía pensado, sin verbalizarlo, porque nos pondríamos en contacto con la familia. Ahora, tener ideas suicidas, que lo piensan, eso le pasa a mucha gente en situación de duelo». Además, añadió José María Pérez, «atendemos a cualquier persona y nunca sabes qué te van a contar; a veces vienen por una causa, un duelo por una pérdida, por ejemplo, pero cuando se ponen a hablar sacan asignaturas pendientes, o duelos no resueltos de la infancia».