Seguro que muchos aún recuerdan un programa de debate político y actualidad que emitió La 1 presentado por Mamen Mendizábal titulado ‘59 segundos’. 59 segundos era el tiempo del que disponían los intervinientes para defender sus posturas y, normalmente, se les quedaban cortos. 59 segundos no les bastaban para exponer sus razonamientos. No tenían ni un minuto. Pues si a aquellos tertulianos les parecían pocos, imaginen lo breve que se les hizo a los cientos de niños y sus familias que la tarde del 5 de enero esperaban expectantes la retransmisión de la Cabalgata de Reyes en Badajoz, que repentinamente se quedó en un breve «paseo mágico» que duró tan solo 54 segundos. 54 suspiros. No solo no duró nada, sino que nada tenía que ver lo que el vídeo mostraba con una Cabalgata, ni online, ni virtual. Aquello fue un spot. Un anuncio protagonizado por tres señores bien vestidos como Reyes Magos que se paseaban por algunos rincones de Badajoz, los mejor iluminados, no lo barrios, ni las casas donde vive la gente. Sin camellos, ni pajes, ni regalos. No abrieron la boca (tampoco se les vio porque llevaban mascarillas), no dijeron nada, no pronunciaron palabra, no se dirigieron a nadie ni contaron a qué venían.

Fueron 54 segundos silenciosos, salvo por las dos voces en off que, también brevemente, anunciaron que «los Reyes Magos ya están aquí» y desearon a quienes pudieran estar viendo y escuchando «dulces sueños».

Tres reyes mudos en una ciudad de 153.642 habitantes cuyas plazas vacías atravesaron con nocturnidad en solo 54 segundos. Es todo lo que ofreció el Ayuntamiento de Badajoz la mágica tarde noche del 5 de enero del 2021 a los niños y padres que esperaban delante de las pantallas lo que les habían anunciado: una Cabalgata virtual. Es lo que pone en el programa oficial de Navidad elaborado y publicado por el ayuntamiento: Cabalgata virtual. El ayuntamiento sí que se cabalgó con ese breve spot. La decepción fue generalizada. Solo había que echar un vistazo a las redes sociales para comprobar el disgusto ciudadano por las expectativas defraudadas.

Hay que reconocer que la apuesta era difícil y complicada. La situación sanitaria no dejaba muchas opciones en una ciudad de las dimensiones de Badajoz, donde era muy arriesgado convocar un acto público presencial con Sus Majestades. Pero la prueba de que algo se podría haber organizado está en el Embajador Postal, que ha estado casi un mes en el quiosco del paseo de San Francisco recibiendo a los niños, que han acudido por centenares con mascarillas a llevarle sus cartas. Menos mal que al menos eso sí ha funcionado esta Navidad y esa ilusión se ha salvado.

Pero la Cabalgata virtual no hay por donde cabalgarla. La idea podía prometer inicialmente, cuando alguien pensó en organizar el viaje Real por capítulos. El primer vídeo con el alcalde escribiendo una carta felicitando a lo niños por su comportamiento ejemplar estos meses tan duros. El Embajador Postal llevando la misiva a los Reyes Magos en su palacio de Santa María. Emocionante llegada en avión al aeropuerto de Badajoz y recogida de regalos en las cintas transportadoras. Los prolegómenos pudieron estar a la altura. Por eso nadie podía esperar que el broche final se quedase en corchete. 54 segundos con tres señores paseando en silencio absoluto no transmitían nada. Sin magia, sin efectos especiales.

Nada que ver, por ejemplo, con el vídeo que preparó el Ayuntamiento de San Vicente de Alcántara. Es un cortometraje titulado ‘El mundo nunca se detuvo’ en el que, en este sí, los Reyes Magos llegan a la localidad y convierten en monarcas a sanvicenteños reconocibles, de los colectivos esenciales en la pandemia, como gesto de gratitud a su encomiable labor. Un vídeo cargado de emoción. Quizá en Badajoz la hubo durante el rodaje. Estaría bien que mostrasen el ‘cómo se hizo’. Seguro que, conociendo a Sus Majestades, algo hicieron, dijeron o transmitieron. Pero al resultado le faltó imaginación, cariño y cocción lenta.