El museo dispone de 700 metros cuadrados, una superficie que según Pilar Caldera es suficiente porque "la moderna museología permite sacar muchísima rentabilidad a un espacio limitado". No sólo se verán las vitrinas con una selección muy cuidada del material, sino que los audiovisuales y los interactivos tendrán un papel fundamental. La creación de ese material será uno de los trabajos más "prolijos y difíciles, técnicamente" y ahí tendrán especial hueco los protagonistas, sus opiniones. "Todo con un lenguaje muy actual, en plan crónica" para ofrecer muchas instantáneas de la fiesta.

El visitante no necesitará un guía para comprender el contenido del museo "porque es fundamentalmente visual y auditivo" y los paneles están diseñados con una alta capacidad de comunicación. A lo largo de la visita se le propondrán actividades como probarse una máscara, un maquillaje. Los talleres los impartirán quienes ahora viven la fiesta desde dentro.