Las personas sin hogar que viven en las calles pacenses tienen un vínculo fuerte con la ciudad. El 72% de ellas llevan más de tres años en Badajoz, donde están empadronadas el 39%, por lo que su presencia es continuada y permanente. Cerca del 50% declara que se han quedado en la ciudad porque les gusta.

Este dato pone de manifiesto que la movilidad de los sin techo se ha reducido, según el estudio Historias a la intemperie , que ayer presentó Cáritas en las jornadas que bajo el lema Nadie sin derechos, nadie sin hogar celebró en la Facultad de Económicas.

Esta investigación, coordinada por el psicólogo del Programa de Personas sin Hogar, Fernando Fajardo, analiza los centros de acogida, a sus usuarios y también la situación de aquellos que viven en la calle en Badajoz y Mérida.

Para ello, voluntarios de Cáritas entrevistaron a 91 personas acogidas en los centros de las dos ciudades, seleccionadas de forma aleatoria, y a otras 20 de las 57 que localizaron en Badajoz (42) y Mérida (15).

La situación en la que se encuentran estos sin techo es dura. El 66% pasan el día solos y su precariedad económica es una constante. El 22% ha sufrido maltrato y el 33% ha sido víctima de más de dos delitos. "Esta vulnerabilidad les lleva a buscar cobijo en naves abandonadas y portales", según el estudio.

Este colectivo lo integran sobre todo hombres de 50 o más años, nacidos en España --aunque hay muchos portugueses--, solteros y con estudios básicos o sin estudios. La mitad han sufrido entre ocho y diez procesos vitales estresantes (abandono del hogar, de la pareja o pérdida de algún familiar).

El problema de las drogas está muy presente. La mayoría tiene alguna adición y el 66% se inició antes de vivir en la calle. Otro problema sobre el que alerta Cáritas es el de la salud mental, ya que el 25% sufre algún problema de salud mental. Uno de cada cuatro de los sin techo acogidos en los centros de Cáritas reconoce haber estado ingresado al menos una vez en el psiquiátrico, por lo que Cáritas plantea la necesidad de personal especializado en todos los centros de acogida de la región.

EXPECTATIVAS A pesar de su situación, el estudio recoge que éstos tienen grandes expectativas de cambio. El 90% cree que puede cambiar su situación y su percepción de encontrar empleo es muy elevada, el 45% dice que lo encontraría en caso de buscarlo. Sin embargo, cerca del 40% prefiere vivir así, porque, según dicen, "o no se adaptan o piensa que los centros tienen demasiadas normas".

Más allá de los datos, el coordinador del estudio destacó que el objetivo que se ha conseguido ha sido "acercarnos a las personas que viven en la calle", porque hasta ahora sólo había estudios con los acogidos.

La experiencia, según Fajardo, ha sido muy enriquecedora para los voluntarios, que han vivido durante dos meses "un encuentro de tú a tú en la calle con estas personas". Esto ha dado sus frutos, ya que el 20% fueron a los centros de acogida "y se han creado vínculos y redes".

No obstante, explicó que el número de sin techos ha aumentado desde que se hizo el estudio, hace un año, "ya crecía cuando eran años de bonanza económica".

SUPERVIVIENTES Fajardo destacó la dificultad de inserción, por su compleja situación. En este sentido recordó los sucesos vitales estresantes que han vivido, "si una persona en un contexto normalizado suele pasar por cuatro procesos de este tipo, muchos de ellos han pasado por más de 14. Son meros supervivientes y necesitan de nuestra ayuda".

Según esta experiencia, "lo peor de vivir en la calle es todo, pero por encima de los problemas de higiene y alimentación se quejan del desprecio que sienten hacia ellos el resto de la sociedad".

Aunque el estudio lo ha realizado Cáritas, Fajardo advirtió que las soluciones las deben aportar entre todas las organizaciones, públicas y privadas, "que deben trabajar de forma coordinada para mejorar la situación".