El primero de los cuatro aceleradores lineales de electrones adquiridos por el Servicio Extremeño de Salud (SES) con fondos donados por la Fundación Amancio Ortega está operativo desde el pasado 2 de febrero en el Hospital Universitario de Badajoz. El servicio de Oncología Radioterápica ya contaba con un dispositivo parecido desde el 2018 y entre ambos se podrá tratar con radioterapia a una media de 90 pacientes con cáncer cada día. Con el acelerador que ya existía se trataba a 45 enfermos diarios y con el nuevo la cifra es similar porque, aunque el tratamiento es «más corto» para los enfermos, se invierte más tiempo en aplicarlo.

El consejero de Sanidad y Servicios Sociales, José María Vergeles, visitó ayer el hospital pacense para conocer de primera mano el nuevo equipo, en cuya instalación se han invertido 1,6 millones de euros, pues ha habido que readaptar el búnker en el que se ubica para impedir que las radiaciones escapen al exterior. Vergeles destacó que su instalación y entrada en servicio se ha llevado a cabo «en tiempo récord», en gran parte por la formación y experiencia en la administración de tratamientos y calibración del aparato que ya tenían los profesionales de Oncología Radioterápica al contar con otro desde hace tres años.

A la adquisición de los aceleradores lineales se han destinado algo más de 9 millones de euros de los 12,8 con los que estaba dotado el convenio entre la Junta de Extremadura y la Fundación Amancio Ortega para la compra de equipos de alta tecnología para el SES, firmado en el 2017. El conflicto entre dos empresas que optaron al contrato acabó en los tribunales y los plazos se retrasaron.

Entonces se anunció que el primero de los cuatro nuevos aceleradores funcionaría en el Hospital Universitario de Cáceres, donde, finalmente, según señaló el consejero, entrará en servicio en el primer semestre de este año. En el caso de Mérida, ya se ha construido un segundo búnker y está instalado el acelerador, aunque falta calibrarlo, un proceso complejo que lleva entre 8 y 10 meses. En el caso del Hospital de Plasencia, se está terminando el proyecto de construcción del búnker y no contará con esta tecnología hasta el 2022. Todas las dependencias en las que se ubican deben contar con el visto bueno del Consejo de Seguridad Nuclear.

En ninguno de los casos las obras han supuesto ni supondrán que se paralicen el servicio de radioterapia y hasta que estas áreas sanitarias dispongan de estos dispositivos, los pacientes que requieran tratamientos concretos serán derivados al Universitario de Badajoz.

SALTO CUALITATIVO

Estos aceleradores lineales suponen, según subrayó Vergeles, un «salto cualitativo» con respecto a los actuales, pues permiten que se lleven a cabo tratamientos «más precisos y localizados» en la zona del tumor, porque se adaptan a su volumen, destruyendo así las células cancerosas sin afectar al tejido sano circundante. Esto supone un incremento de la seguridad para los pacientes, a lo que también contribuye que se realizan guiados por la imagen, lo que da mayor precisión y posibilita que el haz de radiaciones se ajuste a la zona a tratar aunque los pacientes realicen movimientos involuntarios al respirar. Además, con el nuevo acelerador permite tratamientos de tumores que no son operables, otros para el alivio de dolor y radiocirugías.

El consejero, que estuvo acompañado en su visita al Hospital Universitario por el director-gerente del SES, Ceciliano Franco, la gerente del Área de Salud de Badajoz, Irene Manjón, y la jefa del servicio de Oncología Radioterápica, Julia Muñoz, señaló que esta tecnología «puntera» es beneficiosa no solo para los pacientes oncológicos, sino también para los profesionales sanitarios, pues permite un desarrollo profesional «de primer nivel» al disponer de herramientas de última generación en su labor.