El Aula de Música del colegio San Roque de Almendralejo exportó ayer al Palacio de Congresos de Badajoz una parte de los instrumentos musicales que sus alumnos, con ayuda de sus familias, han fabricado a partir de materiales reciclados que sobran en sus casas. Cajas de zapatos, latas de galletas, tubos de plástico, embudos, gomas, papel de revistas y hasta tenedores, cucharas de madera y botes de suavizante cobran nuevo sentido a través del proyecto La Cacharrería Musical, que coordina Rocío Gomato.

La iniciativa surgió el año pasado para concienciar a los niños sobre la importancia del reciclaje. «Empezamos a construir violines con cartón y después se desbordó la creatividad y crearon de todas las familias de instrumentos: aerófonos, cordófonos, de percusión». Tan espectacular fue el resultado que consiguieron montar una exposición en noviembre en el Museo de las Ciencias del Vino con medio millar de instrumentos. A Badajoz trajeron «una pequeña muestra» que se expuso en el hall coincidiendo con el concierto que ofrecieron las orquestas Infantil y Juvenil de Extremadura y alumnos del proyecto Clave de Fa.

En la muestra se exhibieron algunos instrumentos «de adorno», con cartón recortado y coloreado pero también otros reales, con los que se puede hacer música. Había un xilófono con botellas de cristal, baterías y tambores y aerófonos con boquillas de las trompetillas de feria o matasuegras y una lira con cuerdas de guitarra. Empezaron haciéndolos en clase, terminaron algunos y después los niños con sus familias fueron ideando «sus cacharros musicales».

Puede que todo el interés suscitado provoque que algunos de estos alumnos dirijan sus vidas hacia la música. De hecho, los hay que tocan en la Orquesta Infantil de Extremadura. «Queremos que la música no sea algo aislado sino que está dentro de las artes y en compendio con la plástica surge La Cacharrería». Empezaron con las tres R de la ecología (reducir, reutilizar y reciclar) y añadieron la cuarta, la de reeducar, «porque intentamos que los chicos empezaran a descubrir las cualidades del sonido a la vez que construían sus instrumentos». Así, cuando colocaron las cuerdas en la lira, aprendieron que la más corta es la más aguda y la más larga era más grave. Ya han recibido solicitudes de algunos colegios de Badajoz para que la exposición llegue a sus centros.