THtace unos días se ha publicado un informe realizado por The Children, que puede calificarse, cuando menos, de alarmante, por no ponerle un adjetivo mucho más fuerte.

No voy a referirme a los datos ya que estos son conocidos. Pero sí quisiera hacer una breve reflexión sobre por qué en España, según mi opinión, se ha llegado a esta situación de agresividad en los niños y los adolescentes.

Una parte de este problema de agresividad deriva de la situación en la que hoy se encuentran los profesores: les han quitado todas las herramientas que podían evitar estas situaciones. No se puede castigar, no se puede expulsar de clase, no se puede reprender, etc. Todo eso se considera, hoy en día, maltrato. El docente ha perdido prácticamente la autoridad en el aula. A esta situación se le suma, en muchos casos, la actitud de las familias que no permiten que a los niños se les pongan límites en las escuelas.

Por otro lado, están las familias, padres y madres, que han descuidado la atención que deben prestar a sus hijos y no conocen la evolución de los niños, siendo ajenos a que se conviertan, en el mejor de los casos, en irrespetuosos con sus compañeros y, en el peor de los casos, en acosadores.

El acosador niño o joven traslada sin duda su actitud a la sociedad pudiendo convertirse en un antisocial.

La solución, en mi opinión, no es fácil. Pero creo que pasa por fomentar en los colegios tolerancia cero para este tipo de conductas, estableciéndose unos protocolos más estrictos de los que existen, unido a una mayor autoridad de los docentes en las aulas. Sin olvidar, obviamente, a las familias: su papel es básico para educar, desde que los niños son pequeños, a que éstos tengan el máximo respeto hacia el prójimo.